martes, mayo 04, 2010

El otro hemisferio

No cabe duda de que las fuerzas que se están midiendo en este momento en Colombia son tres: el Uribismo, erigido en toda una doctrina; la fórmula Mockus-Fajardo-Peñalosa-Garzón, guarecidos en el Partido Verde, y la izquierda, representada por el Polo Democrático.

Más allá de los resultados que pueda tener la "contienda electoral" -que seguramente estarán a tono con las cifras de las últimas encuestas, que ponen a Petro por encima del candidato liberal- lo que está en juego, finalmente, es el Modelo de Estado, con mayúsculas, y por ende, el debate ideológico.

Reproducimos la primera parte de un extenso artículo que publica el blog de la Red de Mujeres del Caribe sobre los interrogantes que suscita entre los sectores de izquierda la candidatura de Antanas Mockus. Es, de las réplicas que han circulado por la red, una de las más enjundiosas en su revisión de los planteamientos de Antanas, si bien no está exenta de interpretaciones subjetivas y citas descontextualizadas. Lo que nos parece interesante y conveniente es sopesar algunos datos y reflexiones del autor del artículo, en aras del diálogo con la pluralidad y la apertura al debate con otras opiniones, que siempre nos puedn dejar enseñanzas.


Mockus más allá de los mitos

Es tal la magnitud de la crisis que vive Colombia que muchos se han sumado a la campaña verde cerrando los ojos porque creen que se debe hacer valer el voto útil, elegir al menos malo o al que consideran que, por lo menos, es ético. La honestidad es una norma de conducta fundamental. En este punto hay acuerdo general. Pero ella no basta. Todos los candidatos deben demostrar su probidad. Es el punto de partida de cualquier campaña electoral decente.La corrupción ha crecido tanto en el Gobierno de Álvaro Uribe que la rectitud parece ser ahora la única tabla de medición de los aspirantes a la Presidencia. Sin embargo, además de ella deberían tenerse en cuenta otras aptitudes determinantes.
Entre otras cosas, porque en nombre de la transparencia también se puede actuar en contravía de los intereses colectivos. Por ejemplo, entregar bienes públicos en detrimento del erario bajo la controvertida figura de la “capitalización”, como hizo Antanas Mockus con una parte de la Empresa de Energía de Bogotá, no es consecuente.
Y precipitarse detrás de una opción sin importar lo que su líder plantea de fondo, más allá de la forma, es una decisión que puede resultar costosa. No se trata de que el candidato o su partido se identifiquen en todos los puntos con el pensamiento de cada elector. Pero sí en los asuntos medulares, irrenunciables.
Los seguidores de Mockus proceden de dos ámbitos: 1.-) uribistas que saben que el ex alcalde de Bogotá no representa ningún riesgo para la continuidad de la “seguridad democrática”, y, 2.) no uribistas, que lo ven como la única opción viable frente al poderío del Gobierno.
Los primeros perciben a Mockus como una alternativa ante el cansancio que les causa un mandato corrupto al que, sin embargo, han acompañado durante ocho años perdonándole todo: la parapolítica, la yidispolítica, los “falsos positivos”, las chuzadas del DAS, el Agro Ingreso Seguro, los privilegios para los hijos del Presidente y tantos escándalos más.
A este primer grupo Mockus le brinda confianza, pues es conocido que el candidato verde dará continuidad a la estrategia de confrontación prolongada que desarrolla Uribe y, además, es sabido que Mockus, por su carácter neoliberal, seguirá la senda de las privatizaciones y el fortalecimiento de la “confianza inversionista”.
Lo anterior explica la enorme simpatía que en periodistas del establecimiento, uribistas de primera línea, ha despertado Mockus y el inusitado impulso que varios de los grandes medios de comunicación están dándole a su campaña, apoyo que incide de forma determinante en su crecimiento en las encuestas.
Los del segundo grupo, los no uribistas, sienten a Mockus como “la única forma de frenar a Santos y sus falsos positivos”, y desestiman a quienes proponen debates más allá de las formas, como si no quisieran que les aguijonearan la burbuja en la que parecen estar.
Figuran en este sector algunos que en la consulta interna del Polo rechazaron la candidatura de Carlos Gaviria y ahora no dudan en abandonar el barco al ver al escogido, Gustavo Petro, sin opciones.

Así, es importante auscultar los planeamientos de Mockus en relación con algunos de los asuntos medulares de la realidad colombiana, pues está rodeado de muchos mitos que pintan al candidato como un paradigma de cambio social que parece no ser real.

Algunos de los interrogantes que sobre él surgen son:
* ¿Gastará, como Uribe en 2009, $19,2 billones anuales del Presupuesto Nacional en la “seguridad democrática” que ha prometido continuar?
* ¿Privatizará el 15% de Ecopetrol, la principal empresa del Estado, como propuso Sergio Fajardo?
* ¿Vender las entidades públicas más productivas es una herramienta válida para financiar la educación y otros ámbitos sociales?
* ¿Continúa siendo partidario del cobro escalonado de matrículas, como cuando fue rector de la Universidad Nacional?
* ¿Sigue creyendo que los decretos de Uribe sobre salud “son legítimos” y que la crisis del sector se resuelve con más impuestos?
* ¿Los gravámenes a todos los estratos son la vía para afrontar los problemas del país?* ¿Dónde están las grandes estrategias de defensa del medio ambiente que se supone son el fuerte de un partido Verde?
* ¿Su respaldo a la reforma laboral de 2003, que atenta contra derechos de los trabajadores, sigue en pie?
* ¿Por qué se fue a la sombra de Opción Centro, el grupo amigo del procesado senador Gil, y no optó por construir partido propio?
* ¿Cree en realidad que “las balas también son un recurso pedagógicas” como dijo hace poco?* ¿Por qué se atemoriza ante los regaños de Uribe y ruega que lo siga considerando “un firme timonel de la seguridad”?
* ¿A eso se debe su rotundo no al acuerdo humanitario?.

Sigue en: http://mujeresdelcaribecolombiano.blogspot.com/2010/05/mockus-mas-los-mitos-por-luis-alfonso.html#links

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