lunes, diciembre 19, 2011

CO2, teca y despojo de tierras en Montes de María

¿Qué tiene que ver el cambio climático con el despojo de tierras en la región de los Montes de María, en el Caribe colombiano? El documento que reseñamos aquí, revela cómo gracias a una política de Estado, una empresa puede contribuir a capturar CO2 con plantaciones de teca, y al mismo tiempo promover el despojo de tierras a los campesinos y el monocultivo en una zona cuya vocación es la de producir alimentos. ¿Paradojas de la modernidad o simplemente un negocio multimillonario tras los Mecanismos de Desarrollo Limpio?

En una entrevista que concedió a la revista RS (Responsabilidad Social), el presidente de Argos, José Alberto Vélez, dice que la empresa persigue "fines comerciales en áreas degradadas y parcialmente erosionadas, como consecuencia de la ganadería extensiva poco tecnificada", pero las zonas de Montes de María donde está sembrando teca no son áreas erosionadas ni degradadas. Quizás lo sean después de la teca.

Aquí, apartes de la investigación elaborada por Moritz Tenthoff*, Argos S.A. en los Montes de María: la lucha contra el cambio climático como herramienta para la legalización del despojo.

“Los Mecanismos de Desarrollo Limpio (MDL), que han sido implementados alrededor del mundo durante la última década, en su gran mayoría han sido megaproyectos económicos desarrollados por empresas minero-energéticas y cofinanciadas por instituciones financieras como el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). La necesidad de grandes extensiones de tierras para estos megaproyectos ha llevado a la profundización de los conflictos sobre el territorio, la militarización de los espacios civiles, violaciones sistemáticas a los derechos humanos y la criminalización de las voces de protesta.


Durante los dos gobiernos de Uribe (2002-2010) se impulsó el mercado de carbono en Colombia, creando un marco legislativo y promocionando, entre las empresas minero-energéticas, el gran potencial que podía tener Colombia en este mercado. La Ley 788 del 27 de diciembre de 2002 ofrecía, p.e., incentivos tributarios en proyectos de reducción de emisiones de carbono, ampliando las oportunidades de mercado para las empresas de reforestación y las hidroeléctricas.

Las ganancias que generaron los proyectos de MDL sólo para el año 2010 en Colombia eran de alrededor de 140 millones de dólares. Estos megaproyectos se están desarrollando sobre todo en los sectores de energía, forestal y transporte y sus principales beneficiarios son empresas de capital nacional e internacional, entre las que se encuentran Isagen, Argos S.A., Incauca, Fedepalma, Empresas Públicas de Medellín y Emgesa. Colombia se ha constituido en 2011 como el cuarto país de Latinoamérica en número de proyectos MDL registrados ante la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (UNFCCC), y el número 11 del mundo. En 2010 existían 158 proyectos registrados en Colombia ante el Ministerio del Medio Ambiente y la proyección del gobierno de Juan Manuel Santos, según el PND 2010- 2014 es llegar a 300 proyectos en el año 2014.

Uno de los proyectos MDL que ha sido aprobado por la UNFCCC, fue un proyecto de captura de CO2 por la empresa cementera ARGOS S.A. a través de la reforestación de 3.000 hectáreas con la especie Tectona Grandis (Teca) en los municipios de San Onofre (Sucre) y Sonsón (Antioquia) y San Francisco (Antioquia). La teca es un maderable que tiene un alto valor comercial y es usado entre otras para la fabricación de muebles, pisos, interiores y yates.

En el marco del proyecto, más de 2.000 has. de teca fueron sembradas en el municipio de San Onofre (Sucre).”

Ver texto completo en:
http://www.censat.org/articulos/10030-noticia/10305-argos-s-a-en-los-montes-de-maria


Tenthoff lleva varios años viviendo en Colombia y ha publicado también: Coca, petróleo y conflicto en territorio cofán; El Urabá: donde el Desarrollo Alternativo se confunde con intereses económicos y la reinserción del paramilitarismoInforme sobre políticas de drogas #27

lunes, diciembre 12, 2011

Cristo Hoyos: El arte es un cuadro vivo

Cantaclaro reproduce para sus lectores, con la venia del autor y del medio, el excelente texto publicado por el colega Gustavo Tatis el pasado 4 de diciembre sobre "Cuadros vivos" la más reciente obra del maestro Cristo Hoyos. A nuestro juicio, una de las más importantes que se han colgado este año en el Caribe colombiano. La primera exposición de esta obra se inauguró en el Centro Cultural San Juan Nepomuceno de Santa Marta en el mes de septiembre, en el marco de la Expedición Padilla, y actualmente puede verse en el Museo de Arte Moderno de Cartagena.



Por Gustavo Tatis Guerra
Magazín El Universal

Lo que mira Cristo Hoyos (Sahagún 1952), es la otra realidad que soslayan los medios de comunicación. Ese miedo de decir que hemos sido una nación pervertida en la historia de una guerra que no acaba. Que desde mucho antes de ser República, habíamos sido un matadero público.



Aquí no se fusilaba al que pensaba distinto del rey español o del virrey de turno, sino que se descuartizaba y se exhibía la cabeza dentro de una jaula como escarmiento público. Sí: nos ha dado miedo decir que ese señor que está erigido en bronce espléndido en el corazón de la ciudad amurallada era un ser con las manos manchadas de sangre. Nuestro ilustre fundador. Nos hemos arrodillado tantos siglos al pie de la farsa. Y aún procuramos repetir una tradición de mentiras. Nunca nos independizamos. Lo hicimos a medias. Aún deificando al rey destronado. Aún sintiéndonos hijos de menos madre, ante los mismos españoles. Pareciéndonos a todo lo que combatíamos. En esa primera tentativa, el alma no se sintió redimida. Tal vez, un poco el cuerpo. Doscientos años después, no cesan los descuartizamientos. El ojo del artista nos revela la realidad soslayada, haciendo visible la desmesura de nuestra tragedia, sin caer en el límite de la denuncia acartonada y facilista. Nos devuelve la imagen fotográfica de los medios impresos para volverla a sentir y descubrir, para que fijemos la pupila en el drama que nos rodea, y para que sintamos que ese otro amenazado es uno mismo.



La tarea de Cristo Hoyos ha sido coherente en su búsqueda estética y en su dimensión ética. La suya es la obra de un artista plástico y visual, de un investigador e historiador egresado de la Universidad Nacional de Colombia, para quien el dibujo y el color no le son suficientes. En su taller de Bogotá trabaja de manera versátil y polifacética, el dibujo, la pintura, la fotografía, los ensambles y las investigaciones culturales que trascienden el texto. Allí están sus series que retratan el espíritu del ser humano colombiano: Silencio (1998), que indaga sobre la estética que rodea el sentimiento ceremonial de lo funerario: la flor natural y artificial, la cruz elemental y sofisticada, las coronas y las lápidas en el Caribe colombiano. La serie De Cerca y Bordes (2000), en donde la cercanía de lo cercado incluye la cercanía de lo lejano. Apertura y límite de lo que se construye y aprisiona. La serie Uré: pezuña y bahareque (2003), un registro de la cotidianidad rural de una crudeza y una belleza desolada.

Su investigación Tambucos, Ceretas y Cafongos, compilación de etnografía cultural que le mereció la beca Héctor Rojas Herazo otorgada por el Observatorio del Caribe Colombiano y el Ministerio de Cultura en el 2002, es una obra descomunal como investigación de campo, registro fotográfico, escritura de la historia y obra de arte, porque Cristo no se limita a contar, a compendiar, a analizar, sino también a fotografiar y a dibujar. Todo lo anterior se conjuga y enriquece con la experiencia contemporánea que ha desarrollado en Cartagena, aportando imágenes y sugerencias creativas a las fiestas de la Independencia. En la tarde del último jueves de noviembre de 2011, hace tres días apenas, sorprendió al público con una nueva propuesta que fortalece el afianzamiento del realismo artístico. Se trata de los Cuadros Vivos, que rinde homenaje a la tradición cultural comunitaria de las escenas vivas que se forjan en las calles de Galeras, en Sucre.

Hay que devolver el carrusel de la memoria para ver a Cristo Hoyos niño en Sahagún reparando y pintando los santos de la iglesia de su pueblo. Al gran memorioso de su pueblo que hizo el inventario de las mujeres de Sahagún a lo largo del siglo XX. Al autor de la serigrafía en la que aparecen tres mujeres de Sahagún en la puerta de un colegio. Sus imágenes nos llevan también a nuestro propio pasado. Fidelidad a las formas de la realidad sin ser un fotógrafo, fiel a la curiosidad de averiguar el estado del alma de los desplazados y la humanidad de las criaturas invisibilidades en los medios: El indígena, la mujer, el niño.

“En realidad Cuadros vivos, es una sola obra que recrea las imágenes que he visto en los periódicos y revistas del país desde el año 2008 a 2010”, contó Cristo Hoyos.

“Me impresionó una foto que hizo Javier Agudelo sobre desplazamientos en Urabá. El rostro de los desplazados, el drama contenido en una imagen. Me preguntaba si un documento visual con tanto valor testimonial aparecido en un periódico, además de ser un registro estético, pudiera pasar desapercibido. Entonces se me ocurrió agigantar la imagen a tres metros de ancho para hacerla más contundente. Empecé a intervenir y manipular la imagen, a colorearla, a recrearla. Mi referencia particular fueron los Cuadros Vivos de Galeras, que se realizan cada año, de manera constante, sin que nada haya podido impedir este performance popular en las calles del pueblo, convertida con el paso de los años en una maravillosa manifestación cultural de la comunidad”.

La mano de Cristo no se limita a calcar esa realidad sino a revelarnos al ser amenazado, a desnudar la otra realidad contenida en la foto efímera en los medios. El lente se detiene en los episodios humanos, pero no capta el espíritu de la tragedia. Basta que el artista con una lupa interior descubra la espantosa orfandad de nuestro delirio histórico: el desprecio de nosotros mismos. Lo que no aparece en los medios: esa noticia del alma manchada de sangre. No cabe duda: estamos ante uno de los creadores ejemplarizantes del Caribe colombiano. Un orgullo de la región para el mundo.




viernes, diciembre 09, 2011

Personajes que hacen región

Rafael Vergara, un revolucionario del Caribe


La celebración del Bicentenario de la Independencia de Cartagena en este 2011 dependió en buena parte del trabajo de este hombre. Es abogado especializado en derecho público, y en los inicios de su carrera trabajó en la Superintendencia Bancaria, donde descubrió desde Barranquilla las exportaciones ficticias. Llegó a ser Director General de Control del Banco de la República. Luego decidió apoyar al asesinado jurista Eduardo Umaña Mendoza en la defensa de presos políticos y ya como militante de la izquierda fue durante años claves, el embajador del M-19 en México y en donde se ofreciera. Al reintegrarse a la vida civil, tras los acuerdos de paz, regresó a su Cartagena natal y fue director de Medio Ambiente de la ciudad, Secretario General y alcalde encargado durante la administración de Guillermo Paniza.

 Esto me lo cuenta el propio Rafael Vergara en una de las bancas del comedor del buque ARC Cartagena de Indias, que nos llevaba de Cartagena a Barranquilla en la primera escala de la Expedición Padilla. Allí era uno de los tres comandantes de la expedición, junto con el capitán César Martínez, de la Armada Nacional y el economista Alberto Abello, de la Universidad Tecnológica de Bolívar. El más autorizado para hablar de la Independencia de Cartagena era él, que se había informado a fondo sobre los intríngulis de la empresa libertadora en la Cartagena de 1811. “Siempre sufrí por no haber sido historiador; hubiera preferido ser historiador que abogado”, dijo Rafa -como lo conoce todo el mundo- mientras seguía con atención las señales de su celular. La alcaldesa de Cartagena podía llamar en cualquier momento.

Y continuó hablando de su vida frente a una grabadora. Como tantas veces ante los micrófonos de la prensa. Como siempre, porque siempre ha sido un hombre público, entregado al mundo, abierto como un libro. Como el mar.

Su compromiso con la lucha de los indígenas por la tierra en el sur del Tolima y la persecución por haber develado las irregularidades cambiarias del Grupo Grancolombiano, lo llevó a refugiarse en México, donde se encontró con todo el exilio latinoamericano que las dictaduras habían producido. Era el año 79, estábamos bajo el mal gobierno de Turbay y su Estatuto de Seguridad, y alguien que defendiera indígenas y presos políticos sólo podía terminar en una embajada pidiendo asilo para salvar su vida.

En México conoció a los sandinistas y a los salvadoreños mientras escribía para los periódicos más importantes del país y dictaba clases en la UNAM. En esa época conoció a Gabo y en esa época se dio el encuentro con el Movimiento 19 de Abril. La empatía de este costeño con las ideas del “Eme” lo llevó a casarse con ese movimiento hasta convertirse en su representante ante gobiernos extranjeros; era la cara pública de un movimiento clandestino, inaugurando esa posición en la izquierda armada colombiana. Al inicio de la Constituyente del 91 Rafael Vergara regresó a Colombia.

Antes había acompañado todo el proceso de negociación y junto con Gustavo Petro y otros compañeros fue copresidente de la Conferencia del M-19 que decidió la dejación de las armas. Había pasado once años afuera, pero tan pronto se reintegró comenzó a hacer política como candidato de la Alianza AD M-19 al Senado, por el departamento de Bolívar. No ganó, por lo eligieron secretario de relaciones internacionales del Eme y le correspondió liderar el ingreso de esa organización a la Internacional Socialista. Después de muchos años de viajes por la seca y la meca, viviendo prácticamente en los aviones, Vergara regresó a Cartagena, donde se enamoró de Cecilia Herrera, una de las pintoras más importantes del Caribe colombiano.

Por todo esto, ¿qué mejor que invitar a un revolucionario caribeño a organizar una fiesta para otro revolucionario caribeño?

Una expedición “a Padilla” 
Estábamos en el buque de la Expedición Padilla para hablar también de esta singular empresa que recorrió casi todo el litoral Caribe en trece días.

¿De dónde surgió la idea de celebrar de esta forma los 200 años de la Independencia de Cartagena?

De la misma visión que nos llevó a conmemorar el Bicentenario de una ciudad que juega un papel tan crucial en la historia de la Nueva Granada y del Caribe, como lo es Cartagena de Indias. ¿Qué es el Bicentenario? Es reencontrarnos con un pasado que estaba allí, semi- ignorado, y sacarlo a flote: Pedro Romero, José Padilla, los hechos tan trascendentales que ocurrieron antes y después del 11 de noviembre de 1811… En todos ellos está Padilla, pero ignorado en su verdadera dimensión. Así fue como a quienes proyectaban el Plan de Acción del Bicentenario y a Alberto Abello, se les ocurrió esta genial idea de la Expedición Padilla. Yo, como asesor del Bicentenario, me los encontré en el camino y comencé a participar en el proyecto, que en el fondo es un proyecto para compartir saberes.

¿Cuando ustedes arrancan, ¿por dónde comienzan y cómo se da ese proceso? 

La alcaldesa [Judith Pinedo] la tenía pensada, y la orientación que dio era la de conmemorar no solamente una fecha sino trascender eso. Así, cada hito histórico se relaciona con un hecho de la administración. Por ejemplo, vamos a conmemorar la firma de la capitulación española en 1821. ¿Con qué? Con la declaratoria de Cartagena como territorio libre de analfabetismo. Lo malo es que todo ese esfuerzo de Cartagena por sacar a flote esa parte oculta de la historia se estaba quedando en Cartagena, y esta expedición ayuda a que todo el Caribe se involucre en el cuento…

Con la alcaldesa de Cartagena, Judith Pinedo, hablando con los vecinos
de la Laguna Salada, en Riohacha, sobre el deterioro ambiental
de ese cuerpo de agua.
Gracias a esa idea cartagenera la región que no conocía al verdadero José Prudencio Padilla comenzó a conocerlo, y la expedición Padilla pasó a ser una expedición a Padilla para muchos caribeños y caribeñas que visitaron el barco, que asistieron a las conferencias, que leyeron el cuaderno y que se acercaron a los eventos realizados en Cartagena, Barranquilla, Santa Marta y Riohacha. Su papel era coordinar la participación del Distrito y colaborar en todo, andar recordando, asesorando, acompañando. “Pero la directora de todo esto es Judith Pinedo”, aclara abriendo bien sus grandes y chispeantes ojos.

"Claro, entre otras cosas, estamos haciendo la ruta de atrás para adelante, porque Padilla y sus hombres salieron de Riohacha, llegaron a Sabanilla, Soledad y Barranquilla, y luego a Santa Marta y de allí, entrando por el rio Magdalena y el Canal del Dique, llegaron a Cartagena y eso permitió liberar la ciudad luego de la batalla naval de la Noche de San Juan, donde Padilla vence a la fuerza española que controlaba la bahía. Pero, fíjate, hasta la historia la han cachaquizado: el 20 de julio de 1810 el grito fue de autonomía, el de independencia se da en Cartagena el 11 de noviembre de 1811. Nos impusieron el 7 de agosto de 1819 como la fecha de la salida de los españoles de la Nueva Granada y de Cartagena el último reducto de su ejército sale el 10 de octubre de 1821."


Vergara es padre de cuatro hijos en dos uniones libres, pero ahora vive solo y feliz con su pareja de Hoskys siberianos con los que sale a caminar por la playa. Cuando todo esto termine, seguramente volverá a otra de sus andanzas quijotescas. Volverá a meterse en política, seguramente, para tratar de derrotar a la clase “podrítica”, como él le dice; seguirá luchando contra los depredadores y los intereses que están secando las ciénagas, y seguramente perderá muchas batallas pero ganará una que otra guerra, como cuando consiguió parar la tala del mangle para su uso en la construcción. Ahora está empeñado en lograr que las Fuerzas Armadas se comprometan en la labor de cuidar el patrimonio natural.


"No es de abrir procesos, es de proteger la casa, es un tema de soberanía, porque el futuro alimentario, el clima, la biodiversidad de todos están en esas ciénagas que estamos rellenando. Así se lo dije al presidente Uribe y a Santos. Y los efectos del calentamiento global en Cartagena se previenen con la protección de la capa vegetal. Creo que esa va a seguir siendo mi tarea junto a este trabajo en la cuestión histórica."

 Está en el “sexto piso”, lidia con la hipertensión y carga un enfisema severo.

"Pero también un corazón sano siempre dispuesto a seguir amando, y todos los días estoy en función de aprender cosas nuevas."

Patricia Iriarte

miércoles, diciembre 07, 2011

La poesía de Andrea Zanzotto

Andrea Zanzotto murió el pasado 18 de octubre a los 90 años de edad. Fue considerado el más importante poeta italiano de la segunda mitad del siglo XX. Ha sido muy poco traducido al español, por lo que resulta difícil para nosotros apreciar su obra en toda su magnitud. Aquí reproducimos algunos poemas hallados en la web.




Río al alba


Río al alba
agua infecunda tenebrosa y leve
no me arrobes la vista
no las cosas que temo
y por las que vivo

Agua inconsistente agua incompleta
que hueles a larva y traspasas
que hueles a menta y ya te ignoro
agua luciérnaga inquieta a mis pies

de dactilografiadas logias
de flores demasiado queridas te desprendes
te inclinas y vuelas
más allá de El Montello y del inmaduro amado rostro
porque yo nada espero de la primavera.






MUNDO: SÉ, pero bueno;
existe buenamente,
haz que, procura que, tiende a, dímelo todo.
Yo iba de tumbo en tumbo, esquivando,
y toda inclusión era fáctica
no menos que toda exclusión;
vamos, cuate, existe,
no te enrosques en ti mismo, en mí mismo.

Yo pensaba que el mundo así concebido
con este súper-caer súper-morir
el mundo tan adulterado
era sólo un yo mal cultivado
era mi yo indigesto, mal fantaseante
mal fantaseado, mal pagado
y no tú, cuate, no tú, «santo» y «santificado»
un poco más allá, de lado, de lado.

Procura (ex-de-ob etc.)xistir
con toda preposición conocida o desconocida,
date alguna chance,
haz un poco de bien,
y que funcione el trebejo.
Vamos, cuate, vamos.
                    ¡Vamos,
 münchhausen
!





VERSIÓN DE MARA DONAT  Y MARCO ANTONIO CAMPOS
PARA LA VENTANA NUEVA

Brilla la ventana del verde largamente
largamente compuesto, sueño a sueño,
huertos o prados no sé; pero cuánta escarcha 
antes que me convenza, cuánta nieve.

Verde del trigo que alzas la cabeza y escarneces
entre el oro incierto y el vacío:
tú, mi ventana, y tú, cielo, que me traes
entre plácidos astros los resonantes satélites

que el juego humano ha lanzado, con rayos
de ciencia ficción, para contemplar en órbitas
ligeras los montes, y los ve a pie firme
el buey en el campo arado y la vid y la luna.

Oh mi ventana, pureza inextinguible.
Para hacerte gasté todo lo que tenía.
Ahora, no contento, en pobreza completa,
aun de todos tus dones no disfruto.

Pero dentro de poco me darás 
todo aquello que anhelaba.



(DE LUVINA FOROS
http://luvina.com.mx/foros/index.php?option=com_content&task=view&id=129&Itemid=41)







Con Proust al teléfono


Telefoni misteri gloriosi
di cui tranquilli abusiamo pur
se con Proust la nonna aspettiamo;
fax che mi date un tuffo al cuore
quando parte il fogl,io in cui cadete;

dissoluzione negl'infidi golfi
nei non nei si nei ni nei nèi 
nelle nicchie della Rete 

rete di ali di pipistrelli
rete in cui qual mosca 
caduto mi sento
tremando per il ragno
imminente, e la sua bava losca.





Otros enlaces:

domingo, noviembre 20, 2011

Bajo vigilancia

Por Eva Durán
Especial para Cantaclaro
Desde Colonia, Alemania



Pablo Castro* es mi mejor amigo desde que fijé mi residencia en la ciudad de Colonia. Es un adolescente dulce, callado y discreto, ha estado a mi lado protegiéndome y cuidándome como el más solícito de los enfermeros durante una bronquitis, una tosferina y una larga convalecencia en la cama fruto de un dolor en la columna vertebral que durante siete meses me hizo revolcar de dolor.

Le conocí en mi primer curso de alemán. Al mes de estar estudiando el idioma me dejó tirada (apenas si sostengo una conversación básica) mientras él ya lo habla fluido y sin acento; además habla perfecto inglés, francés y holandés. Vamos juntos a los mismos grupos de meditación, tenemos el mismo concepto de Dios, de la vida y del mundo; nos curamos los chichones de la vida, nos aconsejamos y consentimos el uno al otro. En otras palabras, Pablo es mi pana, mi carnal, mi llave, mi uña y mugre.

Es además el perfecto compañero de compras, no se impacienta cuando me demoro probándome vestidos o camino de un lado al otro buscando ofertas de un euro.

Confío tanto en él, que sé que de faltar yo, un hijo mío estará seguro a su lado, y no tengo problema en confiarle grandes cantidades de dinero, pues su honestidad y rectitud moral están para mi más que probadas.  Alguna vez me subí al tren sin pagar boleta, solo por una estación, y puso una cara de desaprobación que me hizo sentir como la más vil de las cucarachas.

Pablo y Viviana* su madre, quienes son colombianos y lucen un bellísimo color ébano en la piel, están viviendo una verdadera película de terror psicológico en estos días. 

La señora, una negra exuberante, popular y simpática a quién conocí en las pasadas fiestas de año nuevo, se va a casar con Jurgen* un alemán residente en Colonia, quien firmó ante el Estado alemán todos los documentos y compromisos de rigor en los que consta de que ella es la mujer con la que desea pasar el resto de su vida.

El matrimonio se ha demorado porque Viviana nació en la selva, en la pura selva del Chocó, monte adentro, fue registrada a los 18 años en una ignota notaría que ya no existe y cuyos archivos reposan repartidos en diferentes oficinas en los alrededores de la ciudad portuaria de Buenaventura, sin orden ni concierto. Total, ha sido imposible a la fecha encontrar el registro civil, pese a que Viviana ha pagado, y me consta, montones de dinero a varias personas para que se desplacen a varias ciudades y nada. 

Finalmente, después de muchas vueltas, conflictos,  trepa que sube y negociaciones sin fin, se comprometieron con las autoridades de inmigración a salir rumbo a Colombia a buscar el bendito papel y así poder casarse con todas las de la ley.

Viviana y Jurgen ya alquilaron y registraron en Colonia la casa en la que vivirán,  cómoda y fresca, la casa de sus sueños. Se gastaron una fortuna comprando muebles y electrodomésticos y se presentan reglamentariamente ante las autoridades de inmigración.

Hace dos días Viviana llega a mi casa angustiada a decirme que siete hombres les siguen a todas partes a ella y a su hijo, que les toman fotografías, que les escarban la basura. 

Yo, que disfruto de su amistad hace solo tres meses, siento que conozco a esta mujer de toda la vida; he reído y llorado a su lado, dormido en su casa, comido en su mesa y compartido con ella mis sueños y mis angustias. Yo, que he sido acogida sin reservas por su dulzura y paciencia, no puedo entender que peligrosidad puede encarnar un ser cuyo acto más terrible es quemar las ollas cada vez que viene a mi casa a cocinar un delicioso arroz atollao.

Pero efectivamente la cosa es así. Salí de compras con Viviana y en una acera de Plaza Neumark una mujer atlética, rubia y con vestido deportivo se paró ante nosotros y sin ningún disimulo nos fotografió. Qué vergüenza.

Al llegar a Schildergase me mostró Viviana a un guapo chico con chaqueta color café, quien, me dijo, no la deja a sol ni a sombra desde la mañana.  Luego fui con Pablo a comprar dulces al Aldi y dos hombres nos siguieron por los pasillos sin ningún disimulo y luego revisaron los estantes de los cuales tomamos las bolsas de dulce.

Y así durante toda la tarde la misma historia. Pablo, en el colmo de una legítima indignación, exclamó: “¡Esos de inteligencia no tienen nada, son unos brutos, con razón perdieron la guerra!”

Yo trato de tomarlo con humor pero en verdad estoy preocupada porque nadie entiende por qué la paranoia con ellos. Pienso que igual ya se van y la verdad, les insisto que no vuelvan, que se vayan para cualquier otro lado, que cualquier cosa es mejor que vivir así. 

Pablo es tranquilo y ecuánime como un monje budista y toma las cosas con un humor que envidio, Jurgen se la mantiene trabajando en el campo y Viviana está tan afectada que me pide que la acompañe a todos lados porque tiene miedo de andar sola.

Ser colombiano es duro, lo sé. Esta es la prueba. Nos matan en nuestro país y nos tratan como criminales en el exterior.

En su caso, yo iría a los medios de comunicación y armaría un escándalo monumental, pero eso no es de buena suerte en la víspera de una boda, me dicen. Cuando se casen la vaina será a otro precio.

Así está la cosa, el Buen Estado Alemán está persiguiendo, vigilando, analizando de día y de noche, con toda su perspicacia, tecnología, estadísticas y aparatos de rastreo a una mujer suramericana, madre soltera, por el simple hecho de tener dinero, ser negra, venir de Colombia y tener la extraña “fortuna” de hacerse pareja de un alemán. 

Si no estuviese viviendo el asunto en carne propia no tuviera consciencia de lo monstruoso del exabrupto.

Dada la crueldad y sevicia de nuestro conflicto interno, los colombianos deberíamos tener derecho al asilo automático, como en su momento lo tuvieron los chilenos, argentinos y uruguayos, pero eso no ocurrirá sencillamente porque para los dueños del mundo, el negocio es hacer de nosotros narcotraficantes, terroristas o putas, no seres humanos.

Post data: En un mes Viviana se casa (Dios mediante) en Colombia; espero que la fuerza moral le aguante hasta allá. Sean estas palabras un respaldo a su integridad, valor y entereza.

* Los nombres han sido cambiados.

martes, noviembre 01, 2011

¡Amrika, Amrika!

Documental de Sara Harb


Por Patricia Iriarte


Sayida Sánchez y Zuleima Slebi en una escena de ¡Amrika, Amrika!

En una ciudad como Barranquilla, donde la presencia árabe se puede constatar en los apellidos del directorio telefónico, en los avisos de las zonas comerciales, en los rostros de los transeúntes, en las listas electorales, en la vida cotidiana toda… porque ¿quién no ha tenido un amigo, una novia, un compañero de trabajo, incluso unos parientes sabaneros con un Manzur o un Abdala entre sus apellidos?


En una ciudad, como esta, digo, del Caribe colombiano, que atrajo tanta gente hace más de un siglo y que se precia de tener todavía algunos cines y varios directores, se tendrían que hacer muchas películas y documentales sobre este fascinante cruce de genes, con sus temperamentos y sus culturas deslumbrantes: el Caribe y el Oriente.

Hace tantos años que ya no recuerdo cuántos, hice para el semanario Zona de Bogotá una crónica que titulé, por supuesto, Moros en la Costa, en la que queríamos contar de esos viejos lazos existentes entre nosotros y los “turcos”, como los oí nombrar  en mi familia y en toda la ciudad. Yo conocí varios que recorrían el barrio vendiendo telas y a veces, cacharros para la casa. Pero esos “turcos” se fueron quedando e integrando y los fuimos conociendo mejor, y aprendimos a diferenciarlos y a saber que en realidad no eran turcos sino palestinos, sirios, libaneses, y uno que otro turco. Pero estaban también los judíos, siempre tan asociados al dinero como a la espiritualidad. Esos moros fueron, con el tiempo, grandes hombres de negocios, industriales, poetas, artistas y políticos… esta última, sin duda, su faceta menos amable para nosotros.

Antoine AlRahbani y George AlRahbani

La literatura y el periodismo han recogido en sus páginas mucho de su historia en nuestro territorio, y la obra de sus escritores es un vivo ejemplo de la riqueza de ese legado. Pero es difícil, por decir lo menos, encontrar en esta región un trabajo audiovisual que de cuenta de ese proceso.





Por todo esto es que diría que la aparición, en septiembre pasado, del documental ¡Amrika, Amrika!, de Sara Harb Said, puede considerarse un suceso cinematográfico en nuestro medio.

Sara Harb es una cineasta barranquillera, hija de inmigrantes libaneses que llegaron a la Costa Caribe a principios del siglo XX.  Su padre,  Salomon Harb Saleh, casado con Amira Said Hachem, llegó a Colombia en 1930 y estableció su negocio y su hogar en una época dorada para Barranquilla.

Sara Harb
Era natural, entonces, que Sara sintiera siempre un profundo interés y la necesidad artística de reflejar esta historia en suquehacer cinematográfico. Veinte años de investigación-acción participativa, como diría el maestro Fals Borda, se revelan hoy en este nuevo documental de 52 minutos sobre el itinerario social, económico y cultural del pueblo árabe en nuestra región.

¡Amrika,  Amrika!  hace parte de un proyecto audiovisual  de Harb Said que busca documentar para el cine y la televisión colombianos este proceso de llegada, adaptación e integración de la cultura árabe en nuestro país.

Desde el punto de vista cinematográfico este trabajo, dice Sara, “busca también plantear una aproximación diferente al género tanto en su conceptualización como en su estructura narrativa.” 

En efecto, la narración de ¡Amrika, Amrika! incorpora los ensayos para una película que se presume se está haciendo (Salwa, La Turca, el proyecto de largometraje de Sara Harb) y unos personajes de ficción que se convierten en sujetos reales que dan testimonio de su experiencia de inmigración a Colombia. Además,  incluye en su discurso narrativo una tercera voz, la de los autores del documental, que aparecen en pantalla para manifestar su autoría.

Salwa, La Turca no existe en realidad porque la miopía de las instituciones de promoción cinematográfica en Colombia le ha negado al proyecto el apoyo  que requiere. En cuatro ocasiones se ha presentado a las convocatorias de Pro-imágenes en Movimiento, en sus diferentes etapas, y siempre ha sido ignorada, en beneficio de otros proyectos cinematográficos de corte puramente comercial que no aportan nada al séptimo arte ni a la narración de los fenómenos socioculturales del país.

Pero ni la frustración ni la desazón que ello produce derrotaron a la directora barranquillera, quien buscó entonces otros recursos narrativos –y económicos- propios para su trabajo creativo y fue así como surgió ¡Amrika, Amrika!, grabada en los estudios de la Universidad del Norte y terminada en sus salas de edición con talento local.

La música, que es un elemento central para la atmósfera y el ritmo de la narración, es del colombiano radicado en Nueva York Jay Rodríguez. La dirección de fotografía es del veterano Rodrigo Lalinde, quien ya había trabajado con Sara en su cortometraje Ensalmo, y de Diego Forero.

El resultado que hoy nos entrega Sara Harb es de una belleza conmovedora. El tratamiento de los testimonios, la sensibilidad en las imágenes, la investigación documental y una impecable factura son virtudes innegables de este trabajo, pero más allá de la técnica hay
algo en la manera de mostrar a estos personajes y sus historia que resulta nuevo y distinto aún para quienes estamos habituados a convivir con esos rasgos y esos acentos moros.


Doña Victoria Dacarett
 Me conmovió escuchar la historia de la inmigración de labios de doña Victoria Dacarett, de Zuleima Slebi, de Anthony, de Mohamed, de la joven Sayida, nieta de inmigrantes, quien personifica por un momento a Salwa, la niña libanesa que sus padres quieren casar con un paisano cuando ella ama profundamente a Antonio, un músico moreno de rasgos caribeños. Todos ellos, y el homenaje que le rinde a la mujer árabe, a través de Meira Delmar, hacen de este documental un valioso documento y una hermosa pieza audiovisual.

Y como nadie es profeta en su tierra, según dice el adagio popular, a tan solo unas semanas de haberse presentado en Bogotá y Barranquilla, el documental es invitado a una muestra de cine en Beirut, este 5 de noviembre, a donde la directora viajará para presentarlo.

Actualmente Sara Harb reside en España, en donde cursa un master en Guión cinematográfico en la Universidad Carlos III de Madrid.


Sinopsis de ¡Amrika, Amrika!,

En un ambiente abstracto, de hipotéticas locaciones del largometraje Salwa, La turca, se ensayan algunas de las escenas con cinco de sus personajes principales que, vestidos y caracterizados según el guión, leen, repiten y actúan el papel que les ha sido asignado.

Los parlamentos, diálogos y movimientos de los “actores”, así como la detallada interacción de los aspirantes con sus roles, revelan el argumento general del largometraje y la razón de ser de cada uno de los personajes. Luego, mediante una entrevista en el entorno de cada persona, se complementa la información de cada uno sobre su propia vida y sus ancestros para dar un marco general de la inmigración árabe en Colombia a comienzos del siglo pasado.
  
Ficha técnica

Producción, Guión y Dirección: Sara Harb
Dirección de fotografía: Rodrigo Lalinde, Diego Forero
Sonido:  Edvard Fernández
Montaje:  Rogelio Morales, Magola Moreno, Manuel Betancourt
Dirección de Arte:  Lida Castillejo
Música Original:  Jay Rodriguez
Jefe de Producción:  Harold Ospina
Equipos y apoyo técnico: CPA - Universidad del Norte


Enlaces:

sábado, octubre 29, 2011

Cobo Borda en Barranquilla



Barranquilla recibió en estos días la visita memorable de Juan Gustavo Cobo Borda. Siempre inspirado e inspirador; lúcido, exquisito y de envidiable sentido del humor, Cobo Borda vino a la ciudad invitado por el Centro Cultural Cayena de la Universidad del Norte para participar en el Encuentro Nacional de Literatura, y para presentar el nuevo libro de poemas de Joaquín Mattos Omar, Los escombros de los sueños, prologado por él y editado por Icono.

En este último evento, que tuvo lugar anoche en La Cueva, el escritor bogotano leyó unas notas escritas a mano entre las que sobresalían unas preguntas: "¿Que significa hoy en día leer poesía?"

"¿Que tiene que ver la poesía con un mundo donde la historia se ha vuelto ironía y la escritura se ha vuelto parodia de la historia?"

Anoche Cobo Borda volvió a encantar, como cuando habla sobre Borges o aún cuando habla sobre un poeta desconocido, o cuando reflexiona en voz alta sobre cosas como estas:

"No hay nada que deteriore más la literatura que la obsesión por la actualidad."

Poeta que hipnotiza con el dominio de la palabra, de su ritmo y de la forma en que las combina entre sí para fascinar a los mortales:

"La poesía sigue cantando dentro de ella misma" 

Intelectual que comparte con gracia y generosidad sus saberes y sus intuiciones, porque cree que "Los poetas son los que saben, a pesar de ellos mismos." 


Sobre el libro de Mattos, "Los escombros de los sueños", afirmó:

"Este libro tiene el centro de nuestra memoria y el del patio y tiene a su vez los escombros de todas las utopías que se volvieron polvo, pero tiene a su vez esos espejos de agua que se han hecho ahora en torno a las Torres Gemelas para que quizas la gente, en silencio, se mire a sí misma."

Disculpen la calidad del video, pero no es la imagen lo que importa, es la voz:



martes, octubre 25, 2011

Alerta ambiental II: Los Parques siguen en la mira



Hace un año alertamos aquí sobre los daños ya ocasionados y los peligros que se avecinaban para el medio ambiente en el Caribe colombiano. En julio de 2010 hablábamos sobre los riesgos que representaban las obras de rectificación del Canal del Dique para el Parque Nacional Corales del Rosario; sobre la modificación del área Ramsar que protege al Parque Isla de Salamanca y todos sus humedales, para favorecer el establecimiento de puertos carboníferos frente a Barranquilla; alertamos sobre la cuchilla del progreso talando mangle en Rincón del Mar, y sobre otros cuantos temas que estaban en ese momento a la orden del día. 


Señalábamos la contradicción entre algunos anuncios hechos en esos días, como el compromiso de los gobernadores con la protección de sus ecosistemas, con la presentación de una política de "región bio-competitiva" que otorgó, como quien dice, "licencia para matar". 


¿Cuál es la política ambiental del actual gobierno?


Primero da una señal positiva al frenar el proyecto de hidrocarburos en la Reserva de Sea Flower, abrumadoramente rechazado por las comunidades isleñas y por la opinión mundial, como lo demostraron cientos de miles de firmas recogidas a través de las redes sociales. Mejor dicho, le tocó frenarlo. Entre tanto le está dando continuidad a la política uribista de tierra arrasada para sembrar monocultivos, favorecer la inversión de los grandes grupos económicos y promover, directa e indirectamente, el despojo territorial, cultural y social de los campesinos, indígenas y comunidades afrocolombianas.


Al mismo tiempo, al Presidente se le va la lengua en una asamblea de hoteleros y menciona el proyecto de Six Senses en el Tayrona, donde ya está claro, nuevamente, quiénes son los interesados: los Dávila Abondano, estirpe que junto a otras familias tradicionales del Magdalena se han hecho tristemente célebres por su habilidad depredadora: en sólo diez años destruyeron la bahía de Santa Marta y todas las playas que tuvieron a su alcance.


El anuncio, por fortuna, no pasó desapercibido y, casualidad o no, después de los 5.000 miembros en el grupo No a la construcción de un hotel 7 estrellas en el Tayrona, el mandatario y sus funcionarios se apresuran a hacer aclaraciones y promesas de respeto a la legislación colombiana sobre la consulta previa a las comunidades indígenas. No les queda de otra. Intentar manipular una consulta con el Consejo Territorial de Cabildos sería muy poco inteligente. 


Santos creyó poder jugar con la palabra empeñada en la Sierra en su mediática posesión ante los mamos, pero ahora debe estar estudiando historia. Le recomendamos el último documental del Colectivo Zhigoneshi: Resistencia en la Línea Negra, para que refresque sus conocimientos sobre el papel de la resistencia arhuaca en la expulsión de los curas de San Sebastián de Rábago, recuperando para los pueblos de la Sierra el sitio sagrado de Nabusímake. Desde allí hasta la cancelación de un proyecto carbonífero en La Guajira durante el gobierno de Andrés Pastrana había pasado casi un siglo, y desde ese episodio a acá, más de diez años. La opinión pública también ha madurado, y esa franja respetable de clase media que se expresa en las redes (que casi se expresa solo en las redes), ha logrado pronunciar un No al unísono. Un No rotundo a la construcción de un hotel de 4, de 5 de 6 o de 7 estrellas en el Tayrona. 




Al parecer, nadie se opondría a un hotel como los que ya existen: los Ecohabs, que funcionan desde hace por lo menos 20 años sin causarle daño al Parque; las cabañas de Arrecifes, las zonas de camping y el rancho de hamacas (todos estos manejados antes por la Dirección de Parques y ahora por Aviatur). Un proyecto que corrija los errores de ese proceso de concesión, permitiendo conciliar la conservación con las necesidades de las comunidades locales, en condiciones que sean social y culturalmente sostenibles, sería mirado con buenos ojos, quizás, por los mismos pueblos indígenas, que obviamente preferirían no vernos mucho por sus fueros.


En el Tayrona parece, hasta ahora, que vamos ganando la partida, pero siguen vivas las otras cabezas de la Hidra. Una de ellas es urgente enfrentarla, y es la que se está comiendo los Montes de María.


Cultivo de palma africana en Montes de María
Los planes del gobierno para reactivar la economía de esta zona son los mismos que dejó en marcha el gobierno anterior (sin duda, uno de los "huevitos de oro" del otro presidente), y esos planes retan seriamente cualquier política ambiental y social seria. ¿Saben ustedes por qué se están acabando los aguacates de El Carmen de Bolívar?


Hay que seguir alertas frente al tema de Ramsar e Isla de Salamanca, y cuestionar resueltamente la exportación de carbón por los puertos del Caribe como la vienen haciendo actualmente las empresas asentadas en Colombia. El Caribe y sus parques, sus bosques, sus aguas, su fauna, su gente, están amenazados. La alerta sigue encendida.

Los rumbos de Sara Harb   Por Patricia Iriarte   Me sumergí en él, salí, pasaron días. Lo retomé y volví a leer uno de los últimos c...