viernes, diciembre 09, 2011

Personajes que hacen región

Rafael Vergara, un revolucionario del Caribe


La celebración del Bicentenario de la Independencia de Cartagena en este 2011 dependió en buena parte del trabajo de este hombre. Es abogado especializado en derecho público, y en los inicios de su carrera trabajó en la Superintendencia Bancaria, donde descubrió desde Barranquilla las exportaciones ficticias. Llegó a ser Director General de Control del Banco de la República. Luego decidió apoyar al asesinado jurista Eduardo Umaña Mendoza en la defensa de presos políticos y ya como militante de la izquierda fue durante años claves, el embajador del M-19 en México y en donde se ofreciera. Al reintegrarse a la vida civil, tras los acuerdos de paz, regresó a su Cartagena natal y fue director de Medio Ambiente de la ciudad, Secretario General y alcalde encargado durante la administración de Guillermo Paniza.

 Esto me lo cuenta el propio Rafael Vergara en una de las bancas del comedor del buque ARC Cartagena de Indias, que nos llevaba de Cartagena a Barranquilla en la primera escala de la Expedición Padilla. Allí era uno de los tres comandantes de la expedición, junto con el capitán César Martínez, de la Armada Nacional y el economista Alberto Abello, de la Universidad Tecnológica de Bolívar. El más autorizado para hablar de la Independencia de Cartagena era él, que se había informado a fondo sobre los intríngulis de la empresa libertadora en la Cartagena de 1811. “Siempre sufrí por no haber sido historiador; hubiera preferido ser historiador que abogado”, dijo Rafa -como lo conoce todo el mundo- mientras seguía con atención las señales de su celular. La alcaldesa de Cartagena podía llamar en cualquier momento.

Y continuó hablando de su vida frente a una grabadora. Como tantas veces ante los micrófonos de la prensa. Como siempre, porque siempre ha sido un hombre público, entregado al mundo, abierto como un libro. Como el mar.

Su compromiso con la lucha de los indígenas por la tierra en el sur del Tolima y la persecución por haber develado las irregularidades cambiarias del Grupo Grancolombiano, lo llevó a refugiarse en México, donde se encontró con todo el exilio latinoamericano que las dictaduras habían producido. Era el año 79, estábamos bajo el mal gobierno de Turbay y su Estatuto de Seguridad, y alguien que defendiera indígenas y presos políticos sólo podía terminar en una embajada pidiendo asilo para salvar su vida.

En México conoció a los sandinistas y a los salvadoreños mientras escribía para los periódicos más importantes del país y dictaba clases en la UNAM. En esa época conoció a Gabo y en esa época se dio el encuentro con el Movimiento 19 de Abril. La empatía de este costeño con las ideas del “Eme” lo llevó a casarse con ese movimiento hasta convertirse en su representante ante gobiernos extranjeros; era la cara pública de un movimiento clandestino, inaugurando esa posición en la izquierda armada colombiana. Al inicio de la Constituyente del 91 Rafael Vergara regresó a Colombia.

Antes había acompañado todo el proceso de negociación y junto con Gustavo Petro y otros compañeros fue copresidente de la Conferencia del M-19 que decidió la dejación de las armas. Había pasado once años afuera, pero tan pronto se reintegró comenzó a hacer política como candidato de la Alianza AD M-19 al Senado, por el departamento de Bolívar. No ganó, por lo eligieron secretario de relaciones internacionales del Eme y le correspondió liderar el ingreso de esa organización a la Internacional Socialista. Después de muchos años de viajes por la seca y la meca, viviendo prácticamente en los aviones, Vergara regresó a Cartagena, donde se enamoró de Cecilia Herrera, una de las pintoras más importantes del Caribe colombiano.

Por todo esto, ¿qué mejor que invitar a un revolucionario caribeño a organizar una fiesta para otro revolucionario caribeño?

Una expedición “a Padilla” 
Estábamos en el buque de la Expedición Padilla para hablar también de esta singular empresa que recorrió casi todo el litoral Caribe en trece días.

¿De dónde surgió la idea de celebrar de esta forma los 200 años de la Independencia de Cartagena?

De la misma visión que nos llevó a conmemorar el Bicentenario de una ciudad que juega un papel tan crucial en la historia de la Nueva Granada y del Caribe, como lo es Cartagena de Indias. ¿Qué es el Bicentenario? Es reencontrarnos con un pasado que estaba allí, semi- ignorado, y sacarlo a flote: Pedro Romero, José Padilla, los hechos tan trascendentales que ocurrieron antes y después del 11 de noviembre de 1811… En todos ellos está Padilla, pero ignorado en su verdadera dimensión. Así fue como a quienes proyectaban el Plan de Acción del Bicentenario y a Alberto Abello, se les ocurrió esta genial idea de la Expedición Padilla. Yo, como asesor del Bicentenario, me los encontré en el camino y comencé a participar en el proyecto, que en el fondo es un proyecto para compartir saberes.

¿Cuando ustedes arrancan, ¿por dónde comienzan y cómo se da ese proceso? 

La alcaldesa [Judith Pinedo] la tenía pensada, y la orientación que dio era la de conmemorar no solamente una fecha sino trascender eso. Así, cada hito histórico se relaciona con un hecho de la administración. Por ejemplo, vamos a conmemorar la firma de la capitulación española en 1821. ¿Con qué? Con la declaratoria de Cartagena como territorio libre de analfabetismo. Lo malo es que todo ese esfuerzo de Cartagena por sacar a flote esa parte oculta de la historia se estaba quedando en Cartagena, y esta expedición ayuda a que todo el Caribe se involucre en el cuento…

Con la alcaldesa de Cartagena, Judith Pinedo, hablando con los vecinos
de la Laguna Salada, en Riohacha, sobre el deterioro ambiental
de ese cuerpo de agua.
Gracias a esa idea cartagenera la región que no conocía al verdadero José Prudencio Padilla comenzó a conocerlo, y la expedición Padilla pasó a ser una expedición a Padilla para muchos caribeños y caribeñas que visitaron el barco, que asistieron a las conferencias, que leyeron el cuaderno y que se acercaron a los eventos realizados en Cartagena, Barranquilla, Santa Marta y Riohacha. Su papel era coordinar la participación del Distrito y colaborar en todo, andar recordando, asesorando, acompañando. “Pero la directora de todo esto es Judith Pinedo”, aclara abriendo bien sus grandes y chispeantes ojos.

"Claro, entre otras cosas, estamos haciendo la ruta de atrás para adelante, porque Padilla y sus hombres salieron de Riohacha, llegaron a Sabanilla, Soledad y Barranquilla, y luego a Santa Marta y de allí, entrando por el rio Magdalena y el Canal del Dique, llegaron a Cartagena y eso permitió liberar la ciudad luego de la batalla naval de la Noche de San Juan, donde Padilla vence a la fuerza española que controlaba la bahía. Pero, fíjate, hasta la historia la han cachaquizado: el 20 de julio de 1810 el grito fue de autonomía, el de independencia se da en Cartagena el 11 de noviembre de 1811. Nos impusieron el 7 de agosto de 1819 como la fecha de la salida de los españoles de la Nueva Granada y de Cartagena el último reducto de su ejército sale el 10 de octubre de 1821."


Vergara es padre de cuatro hijos en dos uniones libres, pero ahora vive solo y feliz con su pareja de Hoskys siberianos con los que sale a caminar por la playa. Cuando todo esto termine, seguramente volverá a otra de sus andanzas quijotescas. Volverá a meterse en política, seguramente, para tratar de derrotar a la clase “podrítica”, como él le dice; seguirá luchando contra los depredadores y los intereses que están secando las ciénagas, y seguramente perderá muchas batallas pero ganará una que otra guerra, como cuando consiguió parar la tala del mangle para su uso en la construcción. Ahora está empeñado en lograr que las Fuerzas Armadas se comprometan en la labor de cuidar el patrimonio natural.


"No es de abrir procesos, es de proteger la casa, es un tema de soberanía, porque el futuro alimentario, el clima, la biodiversidad de todos están en esas ciénagas que estamos rellenando. Así se lo dije al presidente Uribe y a Santos. Y los efectos del calentamiento global en Cartagena se previenen con la protección de la capa vegetal. Creo que esa va a seguir siendo mi tarea junto a este trabajo en la cuestión histórica."

 Está en el “sexto piso”, lidia con la hipertensión y carga un enfisema severo.

"Pero también un corazón sano siempre dispuesto a seguir amando, y todos los días estoy en función de aprender cosas nuevas."

Patricia Iriarte

2 comentarios:

  1. Anónimo8:08 p.m.

    Inspiración de la Expedición Padilla que alimentó el vuelo del mochuelo de los Montes de María!!!

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  2. Rafa es texto y contexto, pero sobre todo, pasión e intensidad de vida. Patricia, gracias por la nota. es un placer haberte descubierto por estos ámbitos. Un beso,
    @Bunkerglo
    Te espero en http://somossentipensantes.blogspot.com/

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