domingo, junio 06, 2010

Momento de decisión



Votar por Mockus, la única verdadera opción


Por Mara del Rio
Caricatura de Roberto Rodríguez


A 14 días de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales la alternativa es clara para los que queremos que Colombia salga de la ignominia en que la tiene este presidente y su particular “estilo” de gobierno. Hablemos con franqueza: Juan Manuel Santos no sólo es más de lo mismo sino que puede ser peor, a juzgar por sus actuaciones como Ministro de Defensa de Uribe, mientras que Mockus, a pesar de sus desaciertos en los debates, es capaz de hacer un gobierno decente e impulsar una revolución educativa y cultural que no sólo nos transforme el alma sino que además nos dé un nuevo liderazgo en América Latina y nos prevenga de nuevos uribismos.

Probablemente no sea nada más -y nada menos- que eso. Probablemente no se acabe la pobreza y no se haga esa reforma agraria por la que claman millones de campesinos porque el Congreso, mayoritariamente uribista, no la aprobará. Probablemente no tengamos el mejor sistema de salud, pero si dejan de robarse de manera tan descarada los insumos y de alterar los datos del Sisben para favorecer a amigos y electores, ese sistema que tenemos ahora seguramente funcionará mejor y alcanzará para más gente. No creo que un gobierno del Partido Verde le vaya a quitar privilegios a las clases que ya los tienen, y no creo que nadie lo crea, pero si lleva a cabo un buen programa para combatir el hambre y la desnutrición, la balanza comenzará a equilibrarse un poco, por primera vez en mucho tiempo.

Aceptemos que Antanas Mockus no es el mejor candidato: el más audaz, el más locuaz, el más vehemente o el mejor informado de los problemas del país pero su propuesta es justo la que necesitamos ahora, cuando todavía nos queda algo de país; y además, tiene un equipo que no podría estar mejor preparado para acompañar su proyecto. Entonces, antes de que terminen de robárselo todo y el resto lo regalen, intentemos recuperar la cordura, la sensatez y la dignidad. Es nuestra oportunidad de demostrarnos a nosotros mismos y a nuestros vecinos del mundo, que somos capaces de hacer un viraje como lo hicieron Brasil, Bolivia, Ecuador, Venezuela y de alguna manera Chile con sus últimos gobiernos democráticos, y que podemos hacerlo sin guerra civil, sin disturbios en las calles, sin amenazas a la democracia; que más amenaza para la democracia es este turbio régimen de mafiosos, corruptos y paramilitares, que un gobierno liderado por profesores universitarios, tecnócratas y políticos de nuevo cuño.

La democracia que tenemos es esta que se cuece en el caldo del clientelismo y la coacción, como sucede con el programa bandera del gobierno de Uribe (ver columna de Daniel Coronell en http://www.semana.com/noticias-opinion/otra-forma-fraude/139519.aspx), y la que podemos tener es otra que habla de legalidad, de respeto y de transparencia.

Muchas personas nos sentimos decepcionadas por las salidas en falso de Antanas durante la campaña a propósito de temas como la salud, la seguridad, los “huevitos” de Uribe y otros errores que sus más cercanos colaboradores no le ayudaron a evitar, o quizás, le hicieron cometer. No sé cuál sería el caso, pero aún cuando sus respuestas hayan contribuido a una pérdida de votantes, no es verosímil que el resultado de los comicios haya resultado tan contradictorio con lo que, a pesar de esos errores, se percibía en las calles y en las charlas con amigos y conocidos, y era una altísima preferencia por la propuesta del equipo verde. No termino de entender cómo todos los medios, columnistas, ciudadanos y ciudadanas que le dieron su apoyo a Mockus ahora se tragan, sin masticar, las cifras del 30 de mayo. Sin beneficio de inventario, sin sombra de duda, como si hubiera alguna razón para pensar que el Uribismo se iba a quedar con los brazos cruzados ante el fenómeno de Mockus y la ola verde. No, los negocios que han logrado cuajar en estos dos periodos de gobierno son demasiado buenos como para soltarlos ahora sólo porque vienen unos intelectuales a hablar de vida sagrada, educación para todos y cero corrupción.

La verdad sobre esto quizás sólo se sepa al cabo de unos meses o años, como se han destapado tantas otras ollas podridas de la era Uribe-Santos; por ahora lo que se impone es triplicar los esfuerzos para contrarrestrar el rugido de la maquinaria en la segunda vuelta, y saber que votar por Antanas no es únicamente elegir al hombre que se va a sentar en la silla presidencial durante cuatro años sino optar por un nuevo tipo de país en el que sea posible educar más y mejor a los niños y jóvenes, donde el tráfico de influencias no sea el único camino para la obtención de derechos, donde los recursos públicos no terminen alimentando la prosperidad privada y donde el valor de la vida esté realmente por encima de todo.

Cada voto verde no será sólo un voto por Mockus sino por nosotros mismos, mientras que cada voto en blanco será un voto por Santos. Votar en blanco no es la opción, es entregar la esperanza y perder la única posibilidad de comenzar a transformar al país.

• Lástima que Mockus y Petro, y sus respectivos partidos, estén echando por la borda la posibilidad de la unión para ser más fuertes. Menospreciarse mutuamente, o menospreciar la importancia de la alianza es un error por el que quizás la historia no los absuelva.

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