viernes, febrero 18, 2011

Totó, la cantadora

Fotografia de Josh Pulman
Totó La Momposina, invitada estelar al V Carnaval de las Artes 2011, en Barranquilla, Colombia


El próximo domingo la cantadora colombiana y el músico dominicano Cuco Valoy cierran la quinta versión del Carnaval de las Artes. Reproducimos, para la ocasión, un texto realizado por Patricia Iriarte para el libro Rutas de Libertad. 500 años de travesía.


Esta historia trata sobre una cantadora que nació a las orillas de un río poderoso con nombre de mujer, el Magdalena. Que recibió de sus abuelos y sus padres una herencia musical guardada por siglos que ella supo reconocer muy pronto en su voz, en su cuerpo y en sus sueños de vida.

La bautizaron Sonia, un nombre que llama al sonido, pero la costumbre costeña de ponerle apodos cariñosos a los miembros de la familia le asignó pronto el de Totó, que se parecía más al golpe del tambor. El centro de su casa fue siempre su madre Livia Vides, excelsa cantadora y bailarina de Talaigua que junto a su esposo Daniel Bazanta, tamborero y zapatero de oficio, crió a sus cinco hijos en la meseta bogotana con el sabor intacto de la cultura caribeña. Las primeras cosas que de niña aprendió Totó en su casa fueron la hechura de polleras, de alegres, de llamadores, de tamboras y de canciones que no cesaban de surgir de la memoria.


Como enseñanzas recibió la disciplina del artesano y el amor por la música Caribe. La misma que a ella le venía de adentro y con la cual no tardó en comprometerse para cultivarla, renovarla y llevarla por el mundo.
La importancia de Sonia Bazanta, conocida como Totó La Momposina, está en haber rescatado, divulgado y recreado una tradición musical que hace cuarenta años languidecía en el olvido. Una tradición constituida por cantos, danzas, versos e instrumentos de origen africano, indígena y europeo que permanecían vivos solo en la memoria de los cultores populares, diseminados a lo largo y ancho de la región Caribe colombiana. Palabras nuevas como chandé, bullerengue, berroche, pajarito, sexteto y muchas otras que designan aires musicales hasta entonces sólo escuchados en apartadas zonas rurales de la región, fueron surgiendo de sus discos y conciertos.


Entre esos géneros rescatados para la audiencia por Totó están los bailes cantados y el sexteto palenquero, antiguo ritmo ejecutado en el departamento de Bolívar por descendientes de los negros cimarrones que a principios del siglo XX estuvieron en contacto con trabajadores cubanos de la caña de azúcar en el ingenio de Marialabaja.

Fotografía de Josh Pulman


Su valor radica además en su persistencia, en su disciplina para el aprendizaje y la preparación musical tanto de sí misma como de sus músicos acompañantes, secretos de una producción de gran factura que le ha representado numerosos reconocimientos e importantes premios en Colombia y en el mundo.





La continuidad de ese trabajo, fruto de su compromiso, le permitió recibir de las ancianas y ancianos el conocimiento de muchos ritmos ancestrales y formar a varias promociones de jóvenes músicos en la ejecución de dichos aires. De esta manera, la información transmitida de una generación a otra contribuyó a mantener viva la diversidad cultural de la región Caribe y de la nación colombiana.

Totó la Momposina y sus tambores, como siempre le gusta presentarse, es hoy por hoy un patrimonio cultural de Colombia.


* Editor general: Roberto Burgos Cantor. Ministerio de Cultura, Pontifica Universidad Javeriana, 2010

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