martes, octubre 06, 2009

A esto le faltaba pueblo



Por Patricia Iriarte

La agenda de la integración del Caribe colombiano nunca había estado más movida: El 8 y 9 de octubre próximos el Observatorio del Caribe realizará en Santa Marta un acto que ha denominado “Compromiso Caribe; de la Liga Costeña al Fondo de Compensación Regional”, en el cual presentará la propuesta técnica de un instrumento que se considera el primer eslabón para alcanzar el objetivo de superar las hondas inequidades existentes entre el centro del país y las regiones.

Para el 10 de octubre la Asociación de Gobernadores está organizando un foro y una Fiesta de la Integración para celebrar desde Barranquilla el Día de la Región Caribe; y entre el 30 de octubre y el 1 de noviembre se realizará en Riohacha el IV Congreso por la Autonomía Regional con perspectiva de género, derechos humanos y etnias, evento que tuvo esta semana un antecedente local con la realización de la reunión Consultiva de Barranquilla.

¿Qué relación tiene el Fondo de Compensación con la Liga Costeña, por qué se escogió el 10 de octubre como el día de la Región Caribe y por quién y cuándo se realizaron ya tres Congresos por la autonomía regional?

Todas las preguntas tienen su respuesta en la historia de la región: el 10 de octubre de 1821 los realistas se rinden y le entregan Cartagena a los patriotas tras un prolongado sitio de las tropas libertadoras, poniendo fin a tres siglos de dominación española. Consideran los historiadores que en el fragor de esa campaña militar fue surgiendo entre los habitantes de esta región un espíritu de solidaridad que pronto comenzó a tener expresiones políticas. La Liga Costeña, con una declaración fechada en 1919, fue un frente común entre sectores políticos y la prensa de ese entonces para protestar ante poder central de Bogotá por la adopción de medidas que lesionaban los intereses de la Costa. Por último, los congresos del movimiento social por la autonomía tienen que ver con una importante pero no siempre reconocida participación de los sectores populares en la causa regional, participación que en los últimos años ha sido jalonada por las mujeres.

Cada década, y casi cada lustro de la historia, trae una lista de mujeres que formaron organizaciones feministas y grupos de trabajo para hacer activismo, fundar periódicos e incursionar en lo que hoy se llama incidencia política. Investigadoras como Yusmidia Solano se han encargado de escudriñar esa nómina de pioneras desde la época de la Independencia hasta hoy, rescatando nombres como el de Juana Julia Guzmán, las Mujeres de Perrenque y muchas otras que a partir de los años 70 lucharon a la par de los hombres para conquistar derechos y levantar las banderas de la región.

La Red de Mujeres del Caribe, RMC, que organiza el Congreso de Riohacha, es una organización de origen comunitario que desde el 2005 viene trabajando el tema de la regionalización entre las organizaciones sociales no sólo de mujeres sino también mixtas, pero que no había tenido la visibilidad que comienza a tener ahora, cuando sus promotoras han comenzado a mostrar el trabajo y a invitar a más y más sectores a participar del proceso.

Hace cuatro años, cuando comenzó la masiva capacitación de promotoras y promotores en materia de regionalización me invitaron a participar en la Red como comunicadora y periodista independiente, y como tal colaboré en las labores de divulgación de los congresos regionales que organizó la Red en Tolú y Santa Marta en el 2006 y 2007 respectivamente. Para el Tercer Congreso, que se realizó en Barranquilla el año pasado con la participación de organizaciones afrocolombianas, indígenas, campesinas, juveniles, educativas e iglesias, entre otras, no fue fácil convocar el interés de las instituciones de la ciudad ni de los medios de comunicación, que le dieron una escasa cobertura al tema.

Caso distinto, por fortuna, a la atención que mereció la suscripción del Compromiso Caribe a finales del 2007 en Barranquilla por parte de los tres alcaldes distritales y casi un centenar de personas de la academia, la política, los gremios y medios de comunicación, principalmente.

Una visión inmediatista y limitada nos impedía ver que al mismo tiempo que el Observatorio del Caribe y el Banco de la República hacían talleres regionales que arrojarían como resultado el Compromiso Caribe, y que el Gobernador del Atlántico desplegaba esfuerzos para convencer a su colegas de hacer un frente común, la RMC realizaba talleres en barrios y centros comunitarios de Sincelejo, Santa Marta, Montería, Valledupar y Riohacha. Es decir, que a lo largo de estos años han corrido paralelos tres procesos que apuntan hacia el mismo objetivo pero que no dialogan entre sí. Por eso se ha señalado en diferentes ocasiones, como factor de fracaso o de lentitud en la realización de este sueño, que al proyecto de región le ha faltado pueblo.

Es cierto que existen resquemores y prejuicios mutuos que han impedido y que todavía dificultan el acercamiento de estos importantes sectores de la sociedad caribeña. Pero tan influyente y preparada fue la dirigencia que surgió en los 80 y que libró batallas ya históricas por la construcción de la región, como luchadoras y electoralmente decisivas han sido las capas de población que hoy se movilizan por el tema de la autonomía regional porque han visto en su realidad inmediata los resultados del centralismo o de la mala descentralización.

Los primeros creían que a los segundos el tema les era ajeno, y que, ocupados en resolver las necesidades fundamentales, la gente del pueblo no se cuestionaba ni se planteaba como una preocupación si la región Caribe debía ser o no un ente territorial con autonomía para gobernarse y administrar sus recursos. Los segundos veían siempre en los primeros el interés mezquino de quienes buscan usufructo o simplemente utilizan esta bandera para propósitos electorales.

Se trata de dos lenguajes diferentes, de dos mundos que históricamente han estado enfrentados, pero hoy las mujeres nos están llamando a superar ese fraccionamiento para reconocernos y presentarnos finalmente ante el país como una región integrada, clara en sus propósitos y decidida a remover los obstáculos que nos han mantenido en el atraso económico y social. Porque mucha tinta ha corrido ya sobre el tema y mucho amague le hemos visto hacer a los políticos sin que metan todavía el gol decisivo. Que muevan el balón, que lo entreguen y se atrevan a jugar en equipo con las mujeres y el resto de la selección.
Publicado en la revista Dominical de El Heraldo. Nº 1445. Octubre 4 de 2009, pág. 12

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