Javier Ortiz Cassiani.
Fiel a su habilidad para hacer que la gente se empelote, la última edición de la revista Soho presenta en la portada y en las páginas centrales los desnudos de cuatro hermosas modelos negras colombianas: Belky Arizala, Diana Mina, Vanessa Parra y Yésica Montoya. No tiene nada de especial el hecho de que modelos negras posen para Soho. En ediciones anteriores, el resplandor de las cámaras de los fotógrafos de la revista iluminó los cuerpos de mujeres afrodescendientes. Lo interesante aquí es que bajo el generoso título de Elogio de la mujer negra, la revista pretende hacer un homenaje a las mujeres afrocolombianas en respuesta a la fotografía aparecida en la revista española ¡Hola! en diciembre de año pasado.
La polémica imagen, objeto de columnas y notas editoriales en la prensa nacional, muestra a cuatro generaciones de mujeres de una poderosa familia posando “de punta en blanco” en una “mansión hollywoodense” de Cali. Al fondo dos empleadas negras, vestidas de blanco impecable, con la misma rigidez de un par de columnas dóricas, sostienen bandejas de plata con un servicio de mesa.
Emulando la fotografía anterior Soho, en palabras textuales, “hace devolución de atenciones” a la revista española “con unas fotos tomadas en negativo en el formidable Beverly Hills cundiboyacense”, en el que cuatro modelos posan “de punta en negro en una poderosa mansión hollywoodense” (¿Cundiwood contra Caliwood?). En el fondo, al lado de la piscina, dos señoras blancas (que en realidad son más bien mestizas del tipo que acostumbran ser las empleadas domésticas de la región) vestidas de la misma forma y con la misma pose y actitud de las señoras negras de la foto de la revista ¡Hola!, sirven de marco decorativo a la desnudez de las modelos.
Las fotografías vienen ambientadas con el extenso y conocido poema “Alheña y Azúmbar” del poeta Jaime Jaramillo Escobar, además de una breve nota del mismo autor que nos remonta a los tiempos de la aparición de los primeros hombres en territorio africano y la evolución de la población negra hasta “la espléndida y lujuriante presencia” de las modelos negras en “las exclusivas páginas de Soho”. Una nota de Caracol televisión, muestra a un Daniel Samper Ospina trascendental: “queríamos hacerle un homenaje, una reivindicación a las mujeres de raza (sic) negra haciendo un gran especial (…) y de paso nos pareció buena idea devolverle atenciones a la revista ¡Hola!”. Belky Arizala, la top model negra colombiana más conocida, creadora y presidenta de la Fundación El Alma no tiene color, visiblemente emocionada expresó: “Cuando me llamaron de Soho yo dije, ¡pero soy la primera que lo hago!. Me desnudo por una causa, no es un desnudo morboso, es un desnudo que trasmite más allá de una protesta”.
No quiero desalentar la buena fe de Belky, pero en este proyecto, aparte del morbo clásico que reproduce hasta la saciedad la imagen de la negra esencialmente lujuriosa, cuyo mayor atributo es saber cantar y encuerarse “bajo la sombra de los cocoteros”, está el morbo de usar la misma estrategia de la criticada fotografía de la revista ¡Hola!. Dudo que la apuesta de las organizaciones que desde hace años vienen trabajando de manera seria en contra del racismo hacia la población negra en Colombia sea la de generar una actitud revanchista que patrocina el racismo a la inversa. Dudo también de que con la desnudez de estas cuatro modelos se reivindique a las mujeres negras pobres, empleadas de servicio, expuestas a los arranques estéticos de un fotógrafo o a los caprichos de su empleadora, exhibidas como exóticos objetos decorativos.
No le metamos moralidad al caso. Si estas hermosas mujeres decidieron desnudarse pensando en la vitrina que representa la revista en el desarrollo de sus carreras como modelos, no le encuentro mayor problema al asunto. Tal vez es un hecho cuestionable para muchos, pero yo por lo menos lo veo como un acto sincero. Lo que no comparto es que pretendan sublimar la desnudez bajo el argumento de un supuesto homenaje y reivindicación a la mujer negra. En buena parte, porque me parece una forma de trivializar la lucha de muchas organizaciones y líderes afrodescendientes que incluso han dado la vida por lograr condiciones de vida más dignas, no sólo para las mujeres afrodescendientes, sino también para toda la población negra de la nación.
Más que una reivindicación, la propuesta de Soho raya en la caricatura y perpetúa estereotipos. La imagen de lo negro que aquí se muestra es, como ellos mismos lo anuncian, “una especie de negativo de la foto original”. Lo original es por supuesto la imagen de lo blanco de modo que lo negro termina siendo una parodia de lo blanco. Hace pocos días se ventiló en la prensa nacional la utilización de un hombre negro, semidesnudo y encadenado simulando un esclavo, como símbolo e imagen de promoción turística de la ciudad de Cartagena por parte de la Corporación de Turismo de esta ciudad en la feria de la Agencia de Viajes y Turismo (Anato) realizada en Bogotá. Por las redes sociales se divulgaron fotografías en las que el modelo disfrazado de esclavo posaba flanqueado por dos mujeres de espaldas al logo que promociona a Cartagena en Colombia y en el mundo. De acuerdo con la lógica que parece manejar la revista Soho, un acto de reivindicación de este hecho, que le costó el puesto a la directora de Promoción y Mercadeo de la entidad rectora del turismo en Cartagena, sería el de poner a posar a un modelo blanco semidesnudo y encadenado en medio de dos mujeres negras asidas a su cuerpo.
"Más que una reivindicación, la propuesta de Soho raya en la caricatura y perpetúa estereotipos. La imagen de lo negro que aquí se muestra es, como ellos mismos lo anuncian, “una especie de negativo de la foto original”. Lo original es por supuesto la imagen de lo blanco de modo que lo negro termina siendo una parodia de lo blanco."
Entender este tipo de actos como formas de reivindicación, es lo mismo que creer que con la costumbre de las mujeres de la aristocracia cartagenera durante la colonia, de adornar a las esclavas con sus joyas para hacer alarde de riqueza y poder en fechas especiales, se estaba dignificando a la mujer negra.
Nadie pone en cuestión la capacidad de convencimiento de Daniel Samper Ospina para lograr los más insospechados desnudos para la revista que dirige. Sin duda existen hombres y mujeres que se retuercen de la envidia mientras lo imaginan discutiendo, con pericia de carnicero, las partes del cuerpo que modelos, presentadoras y actrices están dispuestas a exhibir en Soho. Muchos pagarían por verlo sopesando los gorditos y los argumentos defensivos de Yidis Medina o definiendo, con vocación de agrimensor, las pulgadas de virilidad que el Tino Asprilla se atreverá a exponer ante los seguidores de su revista. A pesar de la cara de trascendencia mientras intentaba dar una explicación a su proyecto de supuesto elogio a la mujer negra, Samper sabe que cuatro negras encueras en la revista Soho, son sólo eso: cuatro negras encueras. No representan ningún homenaje a la mujer afrocolombiana ni muchos menos una forma de reivindicación de la mujer negra.
Ciudad de México, 15 de marzo de 2012.
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