Humedales del Rio Magdalena, cerca a Tenerife |
Con esta idea se pretende,
según la nota publicada en el periódico ADN y en la web del SIRAP, "estudiar las estrategias, acciones y proyectos para desarrollar la biodiversidad en beneficio de la competitividad de la región. Los departamentos (...) tienen la oportunidad de apostarle en su agenda interna al servicio relacionado con aprovechamiento de la biodiversidad, biocomercio, mercados verdes o servicios ambientales".
Estudiar, mientras otros interpretan a su conveniencia el último invento de los tecnócratas ambientales: algo llamado la "región bio-competitiva", que parece loable pero que puede dar para todo: desde proyectos realmente sostenibles de aprovechamiento de la biodiversidad, hasta plantaciones de palma africana y caña para biocombustibles, a costa de la misma biodiversidad que se dice proteger.
También se habló del Portafolio de Áreas prioritarias para la Conservación del Caribe, como "un instrumento esencial para preservar y mantener un cuidado (sic) del uso de los recursos naturales, el agua, el suelo y las especies en peligro, ya que de no ser salvaguardados en corto tiempo podrían desaparecer, (el subrayado es nuestro) además se constituye en un derrotero que contribuye a detener el calentamiento global." Ver noticia completa en:
http://www.sirapcaribe.org/component/content/article/42-rokstories/10676-en-honor-al-bicentenario-autoridades-presentan-la-region-caribe-una-prioridad-.html
Cartagena, bajo el puente de Manga |
No deja de ser irónico que mientras los titulares hablan de un acta de compromiso de todos los gobernadores del Caribe con la conservación, en sus territorios, en la práctica, se permite la desviación de caños, la desecación de ciénagas y manglares, la urbanización de humedales, la invasión de reservas y toda una lista de atropellos ante los cuales las autoridades ambientales regionales, Carsucre por ejemplo, y Cardique y Corpocesar y la misma CRA, que preside el SIRAP, parecen impotentes o francamente negligentes.
El testimonio de los ciudadanos y las fotografías que cualquiera puede tomar a lo largo y ancho de la región (e invitamos a los lectores a enviarnos las imágenes de estos desmanes) no nos dejan mentir: la reciente tala de mangle y el desvío a su favor de las corrientes de agua dulce por parte de ganaderos y grandes agricultores de San Onofre, Sucre, o la invasión constante de los humedales en Cartagena, o la contaminación persistente de los ríos con desechos industriales, agroindustriales y mineros, y los puertos de carbón construidos en las áreas de amortiguación de los parques, todos evidencian lo contrario de lo que dicen hacer las autoridades regionales.
Si algo hay que conmemorar, es decir, recordar con esto del Bicentenario, es la degradación sistemática y constante de los ecosistemas del Caribe colombiano, que comenzó con la introducción del ganado y el alambre de púas, justamente en el siglo 18, y no ha parado desde entonces.
Bahía de Santa Marta |
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