Cantaclaro enciende hoy una vela para invocar la luz.
Una luz que nos de serenidad y paz, que ilumine nuestro corazón y nuestra inteligencia. Una luz para despedir un año que fue difícil pero enriquecedor porque nos permitió crecer y conocernos mejor.
Una luz para bendecir las cosas buenas que pasaron y para recibir el futuro con mayor fortaleza espiritual, más sabiduría y más amor incondicional.
Una luz para agradecer; una luz para pedir por la salud de nuestro amado planeta.
Una luz que ilumine a los dirigentes en el camino a seguir, especialmente en nuestro país, donde aún no brilla la paz.
Mucha luz, para que el futuro sea más amable y promisorio para todos y todas.
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