viernes, junio 26, 2009

Pasó por aquí

BECCASSINO EL POETA


Acudí, curiosa, a la invitación que hizo el Festival Internacional de Poesía Poemario para ver y escuchar a Angel Beccassino en el auditorio de La Aduana, como parte de la programación preparatoria de la segunda versión de este festival, que tendrá lugar en agosto.

Como músico, el invitado es creador de la Banda Dispersa de la Madre Selva, que ha producido media docena de discos; como publicista, su agencia es la autora de los comerciales de Colombiana; como fotógrafo y realizador audiovisual tiene un montón de títulos publicados y más de un premio en su curriculum; como periodista es reportero de guerra, guerreros y políticos; como poeta, un libro casi clandestino, y en todo es un subvertidor de conceptos. A Beccassino se le deben también proyectos como la Bienal de amor y éxtasis, y acciones directas como los Choques de Afecto en hospitales psiquiátricos.

En esta ocasión trajo una de sus facetas más inquietantes: el arte erótico. Con títulos publicados como El ojo del pene, Teta y 77 orgasmos, uno sabe a qué atenerse, y el happening de la noche, en el que se prometían videos y poesía, no fue la excepción. El acto se inició con una proyección (imagen de lluvia electrónica en pantalla) en el que sólo se oía, con un efectivo acompañamiento musical, la jadeante y sensual voz de una mujer diciendo repetidamente: “No….no… no….no…” Y así durante 10 minutos que parecieron 30.

A renglón seguido, un video titulado algo así como Del corazón y otros temas… de carnicería, donde la protagonista es una chica que acaricia y se acaricia todo el cuerpo con un corazón sangrante, para luego, agotadas las posibilidades de este órgano, pasar a un manojo de vísceras –suponemos que obviamente de res- que terminaron de cubrirla de sedoso rojo escarlata. A este primer video siguieron otros, menos sanguinolentos pero igualmente arriesgados, por no decir inclasificables.

Y por fin, los poemas, que leídos con esa voz que tiene el pibe, nos hipnotizaron por su musicalidad, honestidad y descaro con que sabe describir los vaivenes del amor, o de los amores que se libran en la cama, en las calles y en la carne propia. Beccassino el poeta es tan sutil o tan brutal como lo es el periodista o el fotógrafo. Pero lo mejor de él aflora en esos versos en los que es profundamente hombre en el más humano sentido del término, es decir, ahí está su virilidad (con todo y sus trazas de misoginia, según una amiga que estaba entre el público) pero ahí también asoma la fragilidad del ser humano que se ve perdido en el juego de la seducción y se entrega, sin más artificios, a los estragos que el sexo nos deja en el corazón.

Mara del Río



Sin título


Nubes en sus labios

una tatuada

a la altura del corazón.

Meticulosa

fellatio

de rodillas.

Mientras él come

un perro caliente

en la gasolinera

y piensa

en el valor de la brisa

en Africa.

- No me olvides,

pide ella.

- Si no suena

el teléfono,

soy yo.

responde él.



Fruta podrida, fruta prohibida


Se estrelló mi boca

contra su mosquito.

Nos chupamos

desesperados.

Dame una jaula

tan grande

que no la vea,

pedí entonces.

No eres malo,

eres mediocre.

No sabes abandonar.

Por eso te quedas.

Sonrío piadosa ella.

1 comentario:

  1. Anónimo7:12 a.m.

    Propuesta muy interesamte, original y hasta atrevida. Convertir el deseo en arte es todo un desafío. Enhorabuena

    ResponderBorrar

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