
En medio de tan desalentador panorama, el autor señalaba, sin embargo, que en los últimos años, “y a la sombra de los grandes jugadores, se empezó a gestar un fenómeno que hoy ya se ha posicionado en el mercado: las editoriales independientes, un nicho cada vez más fuerte…”
Nadan contra la corriente en un mundo al que cada tanto le vaticinan la muerte a manos de los medios electrónicos, pero son tantas y tan decididas en su independencia estas nuevas editoriales que hoy conforman una asociación, como la tienen también los libreros independientes –otro importante eslabón en la cadena de lectura-.
Entre esas editoriales se han consolidado, entre otros, nombres como Trilce Editores, Tragaluz, Rey Naranjo, La Silueta, Sílaba, Ícono, La Iguana Ciega -acá en el ámbito caribeño- y avanzan a paso firme otras de más reciente creación, como El Peregrino Ediciones y una especializada en poesía a la cual está dedicada esta reseña: “Letra a letra”, que funciona bajo la forma de una asociación cultural y fue concebida originalmente en Barcelona por la editora Luz Eugenia Sierra, quien la retomó en Bogotá en 2008 con un claro interés en promover la publicación de poesía colombiana.
El segundo proyecto, lanzado en 2012 fue El país imaginado: 37 poetas responden a Robinson Quintero Ossa, que realizó en coedición con Trilce Editores, en edición de 1.000 ejemplares. En el mismo año y también bajo la fórmula de la coedición publicó Homenajes 1992-2012, con poemas de varios autores colombianos.

Para 2014 y en alianza nada menos que con el Instituto Caro y Cuervo, el sello editorial Letra a Letra publica María Mercedes Carranza. Su poesía y 7 ensayos sobre su obra, dos tomos de impecable factura con los cuales se conmemoró un aniversario más de la muerte de la poeta Carranza y que entraron a formar parte de la serie conmemorativa “Poesía”, del Caro y Cuervo.

Ahora en el 2015 la joven empresa editorial presentó los dos primeros volúmenes de su nueva Colección "Poesía letra a letra", que abre con dos aquilatados poetas colombianos: Luis Aguilera y Gustavo Adolfo Garcés. Voz que se queda, de Aguilera, y Una palabra cada día, de Garcés, vienen en una edición rústica de exquisito diseño, como corresponde a la calidad de las palabras que atesoran.
Así, letra por letra y libro por libro el sello de Luz Eugenia Sierra y sus cómplices demuestran que es posible romper viejos paradigmas sobre la edición de poesía en Colombia.
El mundo se detiene
para que te hagas
las trenzas
afuera es la guerra
no hay que salir
los hombres no terminan
de matarse
Gustavo Adolfo Garcés
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