Así lo llamó anoche la filósofa bogotana Adriana Urrea en el acto de lanzamiento del libro Roberto Burgos. Memoria sin guardianes, del cual ella es editora y compiladora junto con el profesor e investigador barranquillero Ariel Castillo Mier.
El evento se realizó en el auditorio Marino Troncoso de la Universidad Javeriana, que tuvo un lleno total gracias a la fidelidad y el entusiasmo de lectores, amigos y público interesado en la obra de Burgos Cantor. También se proyectó un avance del documental de Juan Carlos Guardela titulado Roberto Burgos, memoria encendida, que hace parte de la serie Trópicos de Telecaribe.
"En Colombia, los escritores carecemos de cualquier motivo para tener razones de esperanza. Por el contrario, preguntas y preguntas surgen a borbotones y constatamos con desaliento cómo aquí toda tragedia se quiere convertir en gesto vacío, vana retórica, repetición de lágrimas sin llanto. La misma gritería irresponsable, el palabrerío sin sentido transformador, y después el olvido interesado con el que pretendemos tapar, como el gato, nuestras vergüenzas íntimas. El país ha refinado tanto su mentira que hemos logrado convertir la muerte en tema de academia, en informes impolutos para instancias inexistentes, en conciencia congelada que asiste impávida al exterminio y la catástrofe.
Como si se hubiera escrito ayer.
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