miércoles, abril 22, 2009

ROBERTO RODRÌGUEZ, EL ARTE DE LA LIBERTAD


























Satírico, rabioso, hereje impacable, vuelve el artista Roberto Rodríguez, con una exposición titulada "SOSOBRA. Roberto Rodríguez. El arte de la libertad"
Se nota, al menos en su serie de caricaturas, el ánimo desesperanzado de un artista que se declara siempre en desacuerdo con esto que llaman "el estado actual de cosas". Pero al parecer esta muestra reúne también parte de la obra plástica reciente, que promete estar a la altura. Hay que visitarla.

Presentación del poeta Leo
 Castillo a la exposición de Roberto:

La caricatura, definida como una reducción, como un recurso agresivo, como una exageración, como un retrato (su etimología nos lleva a rittrati carichi, retrato recargado o exagerado), como degradación, está por excelencia al servicio del ataque, y alguien ha llegado a denunciar en este arte un poder superior a la oratoria de masas y al periodismo. Su fuerza corrosiva, asistida por la directa expresividad gráfica, la hace asequible a un amplísimo público, llegando al que no sabe leer ni escribir incluso, y esto hace de la caricatura un arma mortífera tan temida por los tiranos como perseguida (en Rusia, a finales del siglo XIX, fue sometida a tan encarnizada represión que virtualmente desapareció).

Satírica, aliada de la risa, arrastra al ridículo, desnudando  mediante la deformación, monstruosas intenciones disimuladas, con una eficacia envidiada por los otros medios.

Roberto Rodríguez pertenece a esta peligrosa especie, y se halla clasificado, al lado de Da Vinci, Goya, Bernini, Hogart, Grukshank o Max (Max Beerbohn), Edvard Munch entre los llamados artistas-caricaturistas por el dominio de la técnica y ejercicio profesional de las artes plásticas.

Pintor malévolo, para recoger la expresión de Aristóteles, nuestro artista-caricaturista se constituye en una feliz sorpresa en nuestro medio, escaso en antecedentes memorables (acaso Guillotín), y nos representa ante el país y el continente legitimado por el desempeño certero del trazo mordaz y la destreza conducida por la inteligencia de una ironía despiadada, en un alarde de excelenciia estética tal, que cada caricatura viene a ser la exhibición pública de algo grotesco solapado en las acciones y ademanes del circo político tercermundista o universal. Esto deviene para el espectador en la telúrica celebración de la carcajada ante el prodigio de una aguda mirada que desnuda la esencial farsa, el delito, el descaro, la deshonestidad de los figurones públicos pillados como en un  descuido o traspiés de la comedia. En ocasiones simpático o anecdótico, siempre la sonrisa nos resarce, nos desquitamos mediante la burla cruel, de las indecencias perpetradas por los "dueños del balón".

   El valor civil que demanda acometer sin tapujos ni temores esta labor de asepsia moral en el plano sociopolítico, en un medio donde la mordaza autoimpuesta por los artistas sometidos a la intimidación, hace  de Roberto Rodríguez (digno cofrade de El Bosco, Doré, Rendón, Fontanarrosa, Vladdo) , un notable exponete del arte de la libertad: la caricatura.

                                                                                                       Leo Castillo, Barranquilla


Centro Cultural Comfamiliar, mañana jueves 23 de abril a las 7:00 p.m.  

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