lunes, noviembre 15, 2010

Textos para conjurar la lluvia



No recuerdo en toda mi vida haber conocido un invierno tan largo. Recuerdo aguaceros torrenciales, prolongados, tercos; aguaceros imborrables, como aquel que me atrapó en una pequeña cabaña del Tayrona hace unos años y que me hizo conocer la claustrofobia. Fantasié, tras cinco horas de agua continua, con que era el comienzo del segundo diluvio en la historia de la humanidad y que tendríamos que salir en medio de la lluvia a buscar comida hasta que solo quedaran las raíces desnudas de los árboles y los peces chapoteando en las aceras inundadas.

Ahora es este invierno desbordado que ensancha ríos, que horada tierras y que amenaza cimientos y paredes. Agua que desconcierta al mar, agua que todo lo cubre con su verdín paciente. Humedad que se convierte en moho, lama, musgo, hongo, manchas, óxido infame, maderas podridas.

Agua. Lluvia. Aguacero. Arroyos charcos paraguas improperios ruegos hasta cuándos. Poemas que brotan y reverdecen.




El discurso del agua

Lluvia alfabeto
lluvia lenguaje
lluvia cascada de sentidos.

Discurso que el agua pronuncia
gota a gota
sin pausa, sin prisa
sin notar nuestra existencia.
sin misericordia entonces
ni sombra de arrepentimiento.






Romance de ciudad y lluvia

Ahora es la una y veinte de la tarde y llueve con ganas,
como casi nunca llueve en Bogotá. Me gustaría estar contigo, aquí o enfrente de cualquier ventana, mirando esta persiana de agua que se descuelga sobre la ciudad. Me gustaría mirarla abrazada a ti, para conjurar esta nostalgia y el frío que viene siempre con las tardes lluviosas.

Llueve con ganas, y mientras la ciudad se deja querer
por el agua, yo me muero de ganas de quererte y de cubrirte
de besos húmedos. De miles y miles de besos que caigan
sobre ti, como aguacero.

Dl libro Territorio de Delirio (1998)

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