domingo, marzo 07, 2010

Ecos de un "conversatorio"

Queda una semana para que los ciudadanos y ciudadanas del Caribe colombiano -es decir, el 21% de los ciudadanos de este país, que es también Caribe- decidan si van a ayudar a poner la primera piedra de la primera región autónoma de Colombia.

El momento es único e irrepetible. Quienes tengan cédula de la región y la tengan inscrita para votar el domingo próximo en las elecciones parlamentarias (los demás no, aunque quisieran) podrán ser parte de un mandato ciudadano al Congreso de la República para que aborde (no para que aborte nuevamente) el trámite de la Ley Orgánica de Ordenamiento Territorial y pueda así legitimarse, a mediano plazo, la Región Caribe como entidad territorial.


Un encuentro fallido

Aprovecho la ocasión para deplorar el desarrollo que tuvo el conversatorio del pasado viernes, convocado por la Presidencia del Senado de la República, con el tema "¿Para qué región Caribe?"

Muchos asuntos que necesitamos revisar con cuidado desde este momento, como el de las Entidades Territoriales Indígenas, por ejemplo, eran los que debían haberse tocado en ese evento, que estaba originalmente previsto como un acto académico y de discusión, con ponencias de Alberto Abello, Amilkar Acosta, Meisel y otros de este nivel. Lastimosamente parece que a última hora la agenda cambió y lo que tuvimos fue otra cosa: un acto político en el que 4 precandidatos tuvieron en bandeja la ocasión para ser oportunistas, con el previsible malestar que esto generaría entre el público, sumado al hecho de que, aparte del gobernador Verano, siempre claro y vehemente en su mensaje, los demás oradores invitados no aportaron nada nuevo. Ayer la noticia en la prensa fue el zapatazo que recibió en la cara el candidato Arias, y no el resultado de un foro de la sociedad civil. Porque claro, no hubo foro ni era la sociedad civil la que estaba allí representada. Salvo la intervención, casi al final y con media sala vacía, de la Red de Mujeres del Caribe, y un breve saludo de un representante de los ediles (de Barranquilla, creo).

La convocatoria al evento, que se transmitió en directo por el canal institucional y Telecaribe, había generado cierta expectativa entre las redes sociales que siguen de cerca y participan en la discusión que ha generado la Consulta Caribe. A escasos días de la votación era importante tener un espacio en el que se intentara aclarar al público las razones por las que se está promoviendo la creación de una Región. La oportunidad se perdió. El auditorio del Amira de la Rosa, copado en sus 900 y tantas sillas, se desperdició, y se desaprovechó un señal de televisión que llegó al país durante cuatro o cinco horas.

El honorable Presidente del Senado, Javier Cáceres, que en un gesto mediático se puso la camiseta del Voto Caribe ante las cámaras, el Ministro de Agricultura (en representación del Gobierno Nacional, a cantar sus victorias en la política agraria !), José Galat, (¡¡por Dios!!), Alvaro Leyva (¿¿??), Andrés Felipe Arias (guácala) y Jaime Araújo Rentería, que por ser candidato costeño merecía un espacio, fueron los que acapararon la atención y las cámaras en las primeras horas del "conversatorio", junto con el gobernador de Bolívar, que no dijo nada y el Senador Alvaro Ashton, que no podía dejar pasar la ocasión.

Mala señal la que dio la Presidencia del Senado al cambiar las reglas de juego, y mala la que dieron los gobernadores al dejarse meter ese gol. Ojalá eso no sea un preludio del talante con que el senador Cáceres va a manejar la cosa en el Congreso, haciendo concesiones a última hora a los políticos a cambio de que nos voten un artículo de la ley. No es para cosas así que queremos la Región Caribe, señores.

Sigue pendiente, ya será para después del 14, un conversatorio en el que realmente tengan voz y tiempo suficiente las diferentes visiones que existen sobre la Región, y las múltiples expresiones sociales que están llamadas a participar de esta decisión.

Patricia Iriarte

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Los rumbos de Sara Harb   Por Patricia Iriarte   Me sumergí en él, salí, pasaron días. Lo retomé y volví a leer uno de los últimos c...