Sí, sí. Va llegando la hora. Un grano de arena con otro grano de arena; un susurro con otro susurro; un rumor que fue creciendo a lo largo de dos siglos, y un grito que ya nadie puede acallar. El viejo sueño se sacude el polvo y el escepticismo y se levanta dispuesto a ser Realidad, pero una realidad mejor, más humana, más amable, más bonita, más parecida al sueño que a la pesadilla.
Para llegar aquí muchos y muchas tuvieron que joderse, expuestos a la burla y a la incredulidad. Un hombre llamado Orlando, nacido en estas tierras pero de hablar pausado, comenzó a buscarlos a todos y los reunió en la memoria, trayéndolos desde el pasado y presentándolos como lo que fueron: pioneros y pioneras de este cuento.
Orlando debe estar ahora esbozando desde allá una sonrisa de satisfacción ante la inminencia del gesto: un millón de votos, y aun cuando sean menos, será un logro grande. Ojalá se le ocurra hablarle en sueños a las personas que hoy nos lideran para que no pierdan el camino, para que no yerren, y si lo hacen, para que corrijan, y si no corrigen, para que respondan.
Va llegando la hora de la verdad, la hora del té, del territorio, de saber quiénes somos y de lo que somos capaces. Ya una vez dimos un paso que fue ejemplo de planificación regional, paso que luego se deshizo, pero que habrá dejado lecciones. Ahora no hay marcha atrás. La escalera sólo puede ser ascendente: Del voto a la LOOT, de la LOOT a la RAP y de la RAP a la RET. (averigüen que es tanta sigla, para eso está google)
¿Y después qué? preguntan algunos. En el peor escenario, el de los pesimistas de hoy, la Región seguirá siendo tanto o más pobre de lo que es; los políticos de siempre seguirán atracándonos cada vez que puedan y llenando sus chequeras con la plata de todos. Sus cargos serán otros pero su desempeño será el mismo, ahora con más autonomía para robar y engañar. ¿Es eso lo que dejaremos que pase?
En el otro escenario, que también es posible, la Región Caribe podrá ser modelada a nuestra medida, sin más límites que los que imponga la necesaria unidad con la nación y el respeto a la soberanía del país. Pero conscientes de nuestra propia soberanía dentro del Estado y la Constitución, podremos decidir cómo y con quién gobernarnos, cómo administrar mejor este territorio y sus inmensas riquezas, cómo y dónde invertir las regalías y los impuestos, y entre todas, pero todas las fuerzas sociales, trazar un plan para darle cumplimiento a esos 11 puntos del Compromiso Caribe, que ahora parecen casi imposibles de cumplir.
Desde aquí estaremos animando, informando, vigilando, opinando y multiplicando las voces positivas, las acciones constructivas y las propuestas visionarias. Como aquella que dice que debemos apuntar a un desarrollo "incluyente y sostenible".
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