Gonawindúa o la persistencia de un mensaje
“Durante
siglos el pueblo Kogui ha tratado
Primera
frase de la obra teatral "Gonawindúa. El corazón del mundo".[1]
Texto y fotos: Patricia Iriarte
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A finales de los años ochenta,
siendo redactora del diario La Prensa, llegó a mis manos la transcripción de
una entrevista en la que el mamo Ramón Gil Barros relataba el mito de origen de
los cuatro pueblos de la Sierra Nevada de Santa Marta, ese que comienza con la
declaración: "Primero estaba el mar..." El mamo Ramón Gil hablaba
allí de los diversos planos de Aluna, el lugar donde habitan las almas de todos
los humanos, y del secreto acuerdo que
tienen con la Madre Tierra para reparar los errores o compensar los favores
recibidos de ella mediante el pagamento.
Le propuse al maestro
Fernando Garavito, editor del periódico, que me diera un espacio en la sección
de cultura para publicar las ideas centrales de ese discurso y de inmediato me
reservó media página para publicarlo esa semana. Creo que conseguí con mi
fuente, el Dr. Juan Ospina, la foto del mamo, y fue así como publicamos una
síntesis del largo relato del líder kogui. Recuerdo haber quedado prendada de
esta idea originaria, de esa riqueza simbólica y de la poética implícita en el
mito de Serankua, el dios que habita en los picos nevados de la Sierra. Gracias
a la edición que hice de ese material con la orientación de Fernando, logré entender
lo que significaba el concepto de Gonawindúa, la gran montaña, la madre tierra.
Ya entrados los noventa,
siendo parte del equipo de reporteros de la revista Cromos, tuve la misión de
acompañar a la Sierra Nevada de Santa Marta a dos profesionales del Inderena
que hacían parte de una misión científica de la Universidad Nacional. El
objetivo era recolectar rocas y muestras de plantas en las tres vertientes del
macizo costero.
En esa ocasión, el biólogo
Mario Castañeda y un compañero geólogo de la misma institución, tenían planeado recorrer la vertiente oriental
de la Sierra recolectando muestras y datos que conformarían el levantamiento
ecológico de toda la montaña. Para ese momento ya habían estado en la vertiente
norte, que tiene como entrada el puerto de Santa Marta.
La idea, después de dejar
atrás Nabusímake, en el departamento del Cesar, era llegar lo más cerca posible
a los nevados. Yo los acompañé durante la primera semana, hasta un sitio de
poder llamado el valle de Duriameina, a 3.200 metros de las playas del Parque
Tayrona.
A ellos les tomaría una
semana más llegar al borde del nevado para explorar los ecosistemas de ese
último piso térmico. En cada etapa del recorrido, en lo que me constaba, se
reunían largas horas con la autoridad indígena y miembros de la comunidad. Toda
la noche la transcurrían los hermanos mayores mambeando con la planta sagrada,
mientras los científicos les explicaban en detalle el colosal proyecto de
describir la flora, la fauna y los minerales de toda la sierra nevada. A medida
que respondían las preguntas y preocupaciones de los arhuacos sobre los fines
de ese proyecto y sobre el destino de la información que se iban a llevar, los
gobernadores les iban autorizando avanzar al siguiente poblado.
Ese viaje, donde recibí la hospitalidad
de dos mujeres arhuacas, madre e hija, y compartí con ellas el plátano verde y
el calor de la fogata en la noche fría, donde recibí, a la mañana siguiente, a
manera de regalo, un mazo de cebolla en rama cultivado y cosechado por ellas
mismas en su parcela, ha sido una de las más bellas experiencias de mi vida, y
desde entonces sentí que una parte de mí, de alguna forma, se arraigaba en ese
territorio. El resultado periodístico fue una crónica de tres páginas titulada “Los
guardianes del agua”, que contaba la ambiciosa aventura de los científicos, y de
paso, transmitía el mensaje de urgencia de los lideres espirituales por el
cuidado y el respeto con el planeta.
Desde entonces siempre
estuve atenta a lo que publicara o produjera sobre la Sierra, y recuerdo haber
visto el documental de 87 minutos Desde el Corazón del Mundo, realizado
por la BBC en 1990, en el que los manos de los cuatro pueblos insistían en
mostrarnos la conexión existente entre nosotros y la naturaleza, y en llamar la
atención sobre los daños que la
modernidad le estaba produciendo a la Sierra Nevada, al Corazón del Mundo.
El empeño por hacernos entender
Ya entrado el tercer
milenio, en 2010, mientras realizaba la investigación sobre los usos del
audiovisual en el Caribe colombiano, tuve el privilegio de conocer de cerca la
experiencia del Colectivo de Comunicaciones Zigoneshi dirigido por el líder
arhuaco Amado Villafaña.
Este colectivo fue el primer
proyecto de comunicación articulado por la Organización Gonawindúa Tayrona con
diferentes actores del territorio, para llevar más allá de la Línea Negra el
mensaje de los líderes espirituales de los cuatro pueblos, y hacerlo con la fotografía
y el video, el lenguaje que a nosotros, los “hermanitos menores”, tanto parecía
gustarnos. Así, con el apoyo del antropólogo Pablo Mora, el colectivo gestionó sus
propios equipos de producción y preparó al grupo de jóvenes indígenas que haría
en 2009 la serie Palabras Mayores, una producción de 10 capítulos de 7 minutos que
le llevaría a la nueva generación de televidentes el mensaje que venían
repitiendo desde hacía 30 años: la madre tierra está enfermando, hay que
cuidarla.
Diez años después de haber
hecho la serie Palabras Mayores, hacia el 2020, Zigoneshi se tranforma, y hay
un relevo de los jóvenes camarógrafos y realizadores arhuacos, koguis y
kankuamos que se formaron en el oficio de la fotografía gracias a proyectos
como el documental “Nabusímake: Memorias de una independencia”, producido por
Amado Villafañe en 2012. En él, Villafañe incursionó en la puesta en escena con
actores naturales para narrar un episodio clave de la historia arhuaca, como
fue la expulsión de los misioneros capuchinos de su territorio, y lo hizo con
una propuesta dramática que aprovechó el material de archivo de la Fundación
Patrimonio Fílmico y de la documentalista Marta Rodríguez.
La obra teatral "Gonawindúa:
el corazón del Mundo", estrenada el 29 de marzo en el Teatro Mayor de
Bogotá, viene a ser un nuevo y sorprendente eslabón en ese esfuerzo por hacerse
oír; un recurso más al que apelan para que esta sociedad sorda y terca reciba el
mensaje de los mamos y comprenda la urgencia de parar la destrucción de la
naturaleza.
La crítica teatral no es mi
área, pero como comunicadora no deja de maravillarme la forma como unos pueblos
originarios asentados desde la prehistoria en el Caribe y golpeados por la
experiencia colonial y por todas las violencias que estremecen a Colombia,
logran realizar, gracias al principio de yuluka (acuerdo) una obra
teatral cocreada y codirigida por un mamo del pueblo Kogui a quien se le
encomendó la dirección espiritual del proyecto.
Así lo relató Nube Sandoval,
codirectora de a obra, en la entrevista para el canal del Teatro Mayor, en la
cual habló del trabajo del Centro de Investigación Teatral (Teatro Cenit) en
Minca y cómo esta obra tiene antecedentes en la publicación del libro Shikwakala.
El Crujido de la Madre Tierra (2018), un compendio de relatos de 26 mamos sobre
la Ley de Origen y la misión de cuidado de la naturaleza que tienen los cuatro
pueblos ancestrales de la Sierra: Kogui, Arhuaco, Wiwa y Kankuamo.
No podemos ignorar lo
significativo que resulta que uno de estos pueblos ancestrales haya tenido
acceso a esta oportunidad y el resultado del trabajo sea, en efecto, un poema
visual, además de una experiencia envolvente de sonido, luz y movimiento
corporal que, por lo menos a mí, me “estalló” -en el mejor sentido-, la cabeza
pero además el corazón, y ese otro lugar misterioso que se ubica en la memoria.
Por eso, mientras me dejaba
traspasar por el mundo del pensamiento kágabba esa noche frente al escenario
del Teatro Mayor, venían a mí las palabras de Ramón Gil Barros, la sonrisa de
las dos mujeres que me despidieron en Duriameina con un regalo de la tierra,
las películas y los documentales vistos en los últimos 20 años y la emoción que
sentí 15 años atrás al ver los jóvenes indígenas capturando con sus equipos su
propia visión de la Sierra.
Me vino a la mente el
Gonawindúa de Jorge Mario Suárez y Giuliano Cavani, un sorprendente documental
de 15 minutos que narra la misión que el anciano mamo Kankuémaku le encomienda
a Cenkui, su joven aprendiz, de realizar un pagamento. El recorrido del joven
Cenkui hasta el lugar del pagamento es también el curso seguido por el agua
desde la pureza de los cerros más altos hasta el mar, y que ha sido manipulado
por el hombre blanco a medida que va poblando de manera irresponsable a
Gonawindúa.
El proceso creativo que tuvo
lugar para llegar al estreno de la obra en el Teatro Mayor de Bogotá fue producto
de la metodología del Teatro-puente, aquella que propone “una conversación
entre dos mundos culturales. Por un lado, el pueblo Kogui y su misión
cosmogónica de armonizar el planeta y, por otro lado, el teatro con su rol de
puente, que integra los lenguajes contemporáneos de las artes escénicas para
comunicar el llamado a la salvaguardia de la biodiversidad”, como lo expresó
Nube Sandoval.
El resultado artístico me
pareció admirable. La forma en que se conjugan y despliegan en escena los
recursos técnicos para transmitir la idea de la trama y la interdependencia de
todo lo existente, en contraste con el desafuero desarrollista de la sociedad
occidental, es sorprendente. El hecho de llevar por primera vez a escena a once
jóvenes indígenas y dos autoridades ancestrales creo que subvierte los conceptos
de actuación y de representación propios del oficio teatral. Por estas y otras
razones “Gonawindúa. El corazón del mundo” constituye un hito que da mucho material
para la crítica. Pero me atrevo a decir que para ellos, para el pueblo kogui, lo
más importante de todo este esfuerzo no serán los comentarios que se publiquen sobre
la obra sino el atisbo de conciencia ambiental que ella logre sembrar en los
espectadores.
Videografía:
1. Ficha técnica de la obra
2. Documental Desde el Corazón del Mundo. Un mensaje de los Hermanos Mayores a la humanidad, 1990
(471) Desde el Corazón del Mundo - 1 de 7 - YouTube
3. Cómo hicimos Palabras mayores, 2009
https://www.youtube.com/watch?v=MzLom5ODlq0
4. Documental Gonawindúa, de Murillo Films, 2013
https://www.youtube.com/watch?v=HtcbiKquqss
5. Conversatorio con Nube Sandoval sobre el proceso de creación de la obra Gonawindúa. El corazón del mundo. 2025
[1] Producción teatral con dirección
escénica de Nube Sandoval y Bernardo Rey, y dirección espiritual del Mamo
Aluntana Vacuna y la Jaba Francisca Jandigua.