domingo, junio 01, 2014

EL VOTO CARIBE POR LA PAZ

Nota editorial
Colombia está pasando por un momento absolutamente decisivo en su historia. Un momento en el que se define la transición presidencial y con ella, la suerte de unos Diálogos de Paz que por primera vez en cinco décadas representan una posibilidad real de solución al conflicto armado que tanto nos ha desangrado social, económica, política y psicológicamente. Quienes suscribimos la siguiente declaración -más de 200 personas hasta la fecha de hoy- creemos en la seriedad de las negociaciones que el gobierno de Juan Manuel Santos está llevando a cabo en La Habana con los voceros de las Farc; no queremos que se levanten de la mesa hasta que se hayan firmado los acuerdos para todos los puntos de la agenda y Colombia pueda pasar, finalmente a una etapa de postconflicto y aclimatación de la paz. Tenemos, igualmente, sobradas razones para pensar que un eventual gobierno de Oscar Iván Zuluaga, representante del proyecto Uribista llamado Centro Democrático (que no es de centro ni democrático) va a dar al traste con lo avanzado hasta ahora en ese proceso de negociación, y nos va conducir a una situación de más y más odio, de más y más guerra, de más y más vergüenza para todos los colombianos y colombianas. Por ello, y sin que consideremos que Juan Manuel Santos nos representa  política ni ideológicamente, ponemos el interés supremo de la paz por encima de nuestras diferencias con su gobierno neoliberal y hacemos un llamado a respaldar su nombre en los próximos comicios electorales. 



NUESTRAS RAZONES


1. La Región Caribe colombiana fue rasgada por la guerra desde la llegada de los españoles. Este territorio, tanto o más que cualquier otro, fue testigo mudo del genocidio de los pueblos indígenas a manos de los conquistadores.

2. Luego, golpeada y diezmada por las interminables batallas que llevarían a la Independencia, esta región puso una gran cuota de sangre, distinguiéndose en esa gesta los cartageneros y las tropas del Almirante José Padilla.

3. A finales del siglo XIX y comienzos del XX, la Región Caribe siguió defendiendo la paz conquistada, convirtiendo su territorio en sitio de llegada y acogida de miles de ciudadanos que venían huyendo de la guerra; migrantes de Europa, de los países árabes, del mundo judío y del continente asiático llegaron a establecerse en este Caribe de oportunidades. A todos ellos se les dio cobijo para que pudieran construir familias, empresas y vidas nuevas bajo vientos de paz y hospitalidad. Es en esta región donde judíos, árabes, alemanes, polacos e italianos, solo para citar algunos de nuestros migrantes más numerosos y queridos, pudieron encontrarse para hacer amistad y negocios dejando atrás los odios de raza, religión y territorio.

4. Desde mediados del siglo XX la Región Caribe fue la tierra prometida para los que huían de la violencia intestina de los partidos y las guerrillas en el interior del país, llegando de los santanderes, de los departamentos andinos, del Tolima, del Valle  y de la zona cafetera. Ellos han poblado nuestra región y hoy son tan caribes como cualquier otro caribeño de nacimiento y herencia. También aquí esta primera y segunda generación de desplazados encontraron acogida y solidaridad, en medio de una región empobrecida por las decisiones de inversión tomadas desde el centro, no obstante haber servido para el encuentro con la economía mundial y contar con la riqueza ambiental, turística y cultural más importante de la nación.

5. Para los años 70s esta región fue la primera damnificada del naciente negocio del narcotráfico, poniendo muchos muertos bajo la mirada indiferente del nivel nacional. Para ese momento seguíamos recibiendo, en forma cada vez más numerosa, a los desplazados de la violencia  guerrillera  y del Frente Nacional.

6. La Región Caribe, desde los años 80s hasta el inicio del nuevo siglo, recibió además la embestida atroz de las guerrillas. Muchos costeños fueron secuestrados, asesinados y obligados a salir de sus tierras, destinando a los más pobres a la miseria de las periferias urbanas, así como a otros a dejar el país. Esta violencia, dada la debilidad institucional, fue repelida por otros grupos armados que terminaron, so pretexto de la defensa de unos, causándole aún más daño a toda la gente del Caribe.

7. Hemos sido víctimas, entonces, de todo tipo de grupos armados ilegales y de sus métodos más inhumanos; aquí se asentaron los hermanos Castaño, Mancuso, “Don Berna” y “Jorge 40”, junto con los frentes más criminales de la guerrilla. Nuestra tierra ha sido testigo y víctima indefensa de algunas de las más terribles masacres nacionales. Siguen recordándose entre las páginas más sangrientas del país las masacres de El Salao, la Mejor Esquina, Nueva Venecia, Chengue, así como la larga y sostenida masacre de la población étnica de San Onofre, donde se ensañaron con la muerte y se diezmó una población buena y hospitalaria por naturaleza. Siete de los ocho departamentos del Caribe colombiano vivieron en carne propia la guerra, y aún el archipiélago de San Andrés ha padecido los efectos de la guerra económica y la violencia del narcotráfico, que bastante daño le han hecho a su población.

8. Ante toda esta violencia la gente del común ha respondido con factores naturales de resiliencia, queriendo dejar la guerra atrás; ha enterrado a sus muertos y quiere una nueva oportunidad. Solo hay que mirar el renacer de los Montes de María y la dinámica económica en la que toda la región viene participando, para entender lo que se desea. No somos un pueblo de odios y venganzas, somos la región que mejor representa la paz en este país, y como tal hoy, cuando se blanden nuevamente las banderas de la violencia y “el todo por la fuerza”, como Región unida debemos responder con Paz.



PROCLAMA

Entendemos que la guerra y sus efectos han sido generados por diversos tipos de grupos armados, pero entendemos que la paz exige la capacidad de superar  creencias como la Ley del Talión y cualquier otra forma de venganza.
Entendemos que no solo la guerrilla sino los demás grupos armados ilegales, así como las guerras de partidos, la debilidad institucional y la corrupción de muchos años han contribuido también a esta situación.
Entendemos la urgente necesidad de proteger a las víctimas y proceder el Estado a indemnizarlas y apoyarles para un nuevo futuro.
Entendemos que las negociaciones de paz demandan calma y un proceso sostenido y continuo de dos partes con voluntad de diálogo y de concordia.
Entendemos que la Paz, con mayúscula, demandará una convocatoria ciudadana posterior para refrendar los acuerdos que se logren en La Habana.
Queremos superar el pasado lleno de odios y tragedias para pensar un futuro de progreso y estabilidad.
Queremos, con orgullo, seguir representando a Colombia ante el mundo a partir de la cultura, la alegría y la riqueza natural y no desde las horribles caras de la guerra.
Queremos que la reconciliación permita recuperar a las víctimas y victimarios de los conflictos, para que no sigan afectando la seguridad ciudadana, se reduzca la violencia familiar y urbana y se mejore su calidad de vida, de forma que los miembros de las llamadas Bandas Criminales y otros grupos creados por la violencia social puedan caber también en el proceso de paz.
Queremos fortalecernos y ser autónomos como Región en Paz, y aportarles nuestras lecciones  de reconciliación y perdón a toda Colombia.
Queremos apoyar a nuestra gente y a los hermanos venezolanos de la mejor manera, por lo que además de recibirlos con afecto solidario, es nuestro deber evitar un potencial conflicto con el gobierno de Venezuela ya que así no podríamos apoyarlos ni proteger al tiempo a nuestra Región Caribe.

Es hora de que la Región recuerde sus gestas, recoja las enseñanzas de nuestro querido Gabo, honre la valentía de sus mujeres frente a la guerra, escuche la lección espiritual de nuestros hermanos de la Sierra Nevada de Santa Marta, comparta las alegrías de nuestros futbolistas y conserve la bella costumbre de acoger a todos en nuestro territorio.

Por todo lo anterior, convocamos a todas las personas que nacieron en nuestra tierra o que llegaron aquí desde cualquier parte del mundo, del interior o del sur de nuestro país y que hoy se sienten orgullosamente costeños; a las y los costeños en tierras andinas; a los santandereano-caribes que lideran nuestro comercio y a todos los Caribes regados por el mundo, a VOTAR POR LA PAZ el próximo 15 de junio, eligiendo a Juan Manuel Santos como Presidente de Colombia.

Queremos al Caribe unido en una sola causa, la Paz, para que no vivamos otros 50 años de guerra y para que los egos y la venganza no sean los que definan nuestra suerte.


¡TODOS SOMOS EL VOTO CARIBE POR LA PAZ!

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