lunes, febrero 13, 2012

Las mujeres hablan en la Oraloteca



Por Samadhi Dummock



Revista del Grupo de Investigación en 
Oralidades, narrativas audiovisuales y
 cultura popular en el Caribe colombiano, 
de la Universidad del Magdalena.
Con una magnífica fotografía de portada se inicia el tercer número de Oraloteca. Una portada  que abre la ventana de una cocina en ciernes por la que se asoman voces de mujeres valientes. Todo comienza con un no-tan-cándido relato de una ama de casa a la vieja usanza que devela en clave de humor las tribulaciones del ser mujer, antes y ahora; que revisa con su estilo coloquial la evolución del rol femenino y las dificultades aun inherentes a él. 

Esta edición da voz y espacio a mujeres en situaciones sociales de severa desventaja: hablan vendedoras y vendedores ambulantes que describen minuciosamente la conquista de la calle, las estrategias de venta, el comportamiento de los consumidores y el toreo diario de la supervivencia a golpe de subempleo y economía sumergida. 

Hablan indígenas y hablan habitantes de ciénagas en descomposición que se resisten a abandonar la lucha por la limpieza, la subsistencia y la productividad de un ecosistema que antaño les daba vida y ahora se acerca peligrosamente a la aniquilación gracias a la  negligencia de los gobernantes, la ignorancia de sus habitantes, el abandono de las universidades y la escasez de organizaciones de ayuda. 

Se escuchan las voces de las mujeres raizales de la isla de San Andrés y de un puñado más que destacan por su arrojo y fortaleza en la puesta en marcha de mecanismos para garantizar la subsistencia  propia, la de los suyos o de las comunidades que habitan. Para lamentar, solo la falta de edición de los parlamentos, que por ser orales necesitan se limpiados de redundancias y ayudados con reglas de puntuación para facilitar la lectura y evitar que los errores opaquen la fuerza de la palabra de los testimoniantes. 

Página web del grupo de Investigación en Oralidades, Narrativas Audiovisuales y cultura popular en el Caribe colombiano: http://oraloteca.unimagdalena.edu.co/index.php

viernes, febrero 10, 2012

Ad portas del Carnaval


En el primer evento pre-carnavelo que se realiza en Barranquilla, "Carnaval, arte y gastronomía", expone este año el joven artista barranquillero Freddy Domínguez, con una obra inspirada en las trece danzas de tradición del Carnaval. Vale la pena ir al barrio Abajo para comprobar cómo con talento y trabajo siempre es posible ofrecer una mirada distinta  -inteligente y atrevida- de un fenómeno tan observado, fotografiado y recreado como el Carnaval de Barranquilla. 


Fragmento de El Paloteo


Danza de indios


El Garabato
Los Diablos Arlequines
La danza del Caimán





Gustavo García, director de la Galería Ars Antiqua, que organiza
"Carnaval, Arte y Gastronomía", un programa que
busca acercar de nuevo a la gente a la esencia popular
del Carnaval.

Érase una vez un músico...




El 25 de enero de este año de 2012 se cumplió el primer centenario del nacimiento del músico colombiano Luis Eduardo Bermúdez Acosta, conocido mundialmente desde los años cuarenta del siglo pasado como Lucho Bermúdez. Nacido en El Carmen de Bolívar, capital de esa región imaginada que es Montes de María, el maestro Bermúdez hizo cerca de 1.000 composiciones y recorrió el mundo tocando con importantes músicos y agrupaciones, o como director de su propia orquesta. 

Por el gran aporte que hizo este compositor, arreglista, clarinestista y director, a la música colombiana, el gobierno nacional declaró este como el Año Lucho Bermúdez y anunció que el próximo 20 de julio, Día de la Independencia de Colombia, el Ministerio de Cultura realizará un concierto especial en homenaje al maestro, y promoverá en todo el país, durante todo el año, el conocimiento y la interpretación de sus obras. Pero en realidad el aporte de este artista está más allá de lo estrictamente musical; su más importante labor fue la de enriquecer la cultura nacional con la introducción de la música caribeña en el gusto del público del interior del país, haciendo importantes adaptaciones e innovaciones a partir del repertorio de la música popular de esta región. La construcción de ese imaginario de Colombia como un país multiétnico y pluricultural, como reza la Constitución y lo constatamos todos los días, se le debe en parte a este músico del Caribe. 

Cantaclaro estuvo en El Carmen de Bolívar ese 25 de enero para registrar la forma como se celebró este acontecimiento cultural. 



El homenaje comenzó con una alborada frente al Santuario
de Nuestra Señora de El Carmen, cón décimas y música de banda. 


El pueblo, que viene recuperando su
alegría tras años de guerra y pobreza, se
preparó para recibir a los visitantes.
Y los políticos aprovecharon para
hacerse propaganda. 

Habló el gobernador de Bolívar, habló la Ministra de Cultura, 
habló el alcalde municipal, todos para exaltar la obra del músico 
y hacer grandes promesas que ilusionaron a los coterráneos 
del músico.
Hasta el  Presidente Santos envió un mensaje reforzando
el compromiso del gobierno con el Año Lucho Bermúdez.

Katia Fernández, depositaria de la casa natal del Maestro, aun
no puede creer que el viejo caserón vaya a ser convertido en
museo y que en un día cercano se construya allí mismo una 
escuela de música.

Una de sus últimas entrevistas, proyectada esa noche,
lo hizo sentir de nuevo presente y cercano.


Patricia Bermúdez,  heredera del talento de su padre con el clarinete.
Un interesante conversatorio se realizó esa tarde en la iglesia de
El Carmen sobre la vida y obra de Lucho Bermúdez, con el patrocinio
de Cámara de Comercio de Cartagena, como consta en los pendones.

La asistencia a los actos fue aceptable, pero se esperaba 
más público.La falta de promoción de los eventos por parte de 
la Alcaldía no permitió que más carmeros asistieran 
a los homenajes.

La vida en El Carmen de Bolívar continúa,
mientras el comité promotor del centenario de
Lucho trabaja para que todos los sueños se
hagan realidad.

Los rumbos de Sara Harb   Por Patricia Iriarte   Me sumergí en él, salí, pasaron días. Lo retomé y volví a leer uno de los últimos c...